viernes, 20 de mayo de 2016

LA INFLACIÓN, LAS EXCUSAS Y LAS BONDADES DEL MERCADO

El Cronista


Las causas monetarias de la inflación, aunque no exclusivas, son innegables dada la evidencia empírica tanto en la Argentina como en el mundo. Nuestro país refuerza dicho concepto toda vez que la moneda local es infravalorada por la población. Eso genera que la emisión monetaria -por encima de la variación de precios y cantidades del periodo anterior-determine sobrantes de dinero que importan en condiciones necesarias para conformar un cóctel explosivo, en términos de la potencial aceleración de los precios, si no ofrecieran tasas estratosféricas como las actuales.

La decisión de elevar las tasas que tiene consecuencias en el nivel de actividad económica opera en el sentido de canalizar dicho sobrante de dinero, así como absorber el exceso de pesos que surge luego del proceso de financiamiento del tesoro por parte del banco central.

Un problema clave que deriva de la combinación persistente de una tasa de inflación de dos dígitos con tasas de interés de ciencia ficción, surge por debajo de las luces del debate público y tiene aspectos cuyas características alejan al país de la posibilidad de desarrollar un entramado de competitividad acorde con un crecimiento sostenido cuya base no sea salarios miserables sino en la idea de agregar valor como paradigma productivo.

La consideración que supone la posibilidad de invertir en búsqueda de la generación de valor tiene directa relación con el costo del capital, el cual en todo momento debe considerar otro costo, el de oportunidad así como el riesgo implícito. Es decir, para que una empresa invierta en la Argentina, antes evalúa el costo de oportunidad y compara esa inversión con el riesgo y se decide a invertir solo si la rentabilidad es mayor que el riesgo que implica y el retorno que deriva de inversiones alternativas con las que Ésta se pueda comparar.

Dicho esto, es sumamente interesante evaluar cómo parece haber subido de forma categórica la rentabilidad de algunas líneas de negocio a juzgar por la evolución de los insumos, comparado con sus precios de venta en el período que abarca los últimos 10 años corridos, o sea de mayo 2006 a mayo 2016.

Dos parámetros comunes a casi todas la líneas de negocio han sido tanto la evolución promedio de los salarios (esto es lo que avanzó el CVS, Coeficiente de Variación Salarial), como la inflación minorista, que refleja de buena manera la variación promedio de los precios de la economía en su conjunto.

En diez años, hasta fin de abril de 2016, el CVS avanzó 864%, mientras que la inflación (tomando Indec hasta 2007 y luego un empalme de las mediciones de Mendoza, San Luis y la Ciudad de Buenos Aires) fue 729%. Evidentemente incluir la inflación hasta abril de este año supone incorporar la variación de precios como la luz, el gas y el agua, lo mismo que los combustibles.

Con esta información veamos la evolución de algunos productos:

Pan

El trigo pasó de $ 348 a $ 2595, es decir aumentó un 644% mientras que el precio pasó de $ 2,5 a $ 40 el kilo, donde la suba sería de 1500%.

Nafta

El petróleo aumentó 260%, de $185 a $ 680 mientras que la nafta avanzó de $ 1,2 a $ 17,1 es decir 1335%.

Kilo de asado

El kilo vivo de novillo en Liniers pasó de $ 2,36 a $ 27 -es decir 1044%- pero el asado escaló de $ 6,6 a $ 110 lo que supone 1567% de aumento.

 - Leche

El productor la entregaba a $ 0,46 por litro y hoy recibe $ 2,67 -o un 480%- mientras que el precio en la góndola pasó de $ 1,61 a $ 23 es decir 1329% más cara.

Arroz Premium

La tonelada en el mercado internacional pasó de $ 914 a $ 5263 lo que implica 476% de incremento, en cambio en góndola fue de $ 3,15 a $ 33 lo que significa que subió 947%. Otros negocios, sobre todo de bienes no transables, no tuvieron la misma suerte. Por ejemplo el corte de pelo aumentó de $ 25 a $ 120 es decir que quedó muy por debajo de la inflación con solo 380%, lo mismo sucede con las entradas de cine que aumentaron 369%.
Resulta llamativo cómo evolucionó el precio de un bien que es determinante para el precio de otros bienes de nuestra economía, el dólar, que pasó $ 3,01 a $ 14,4 con un incremento de solo el 375%.
Al final de cuentas parece que hay sectores en donde se observa que el precio de lo que venden avanzó bastante mas que lo que pagan por sus principales insumos, aún si esto lo medimos en dólares. Todo esto no quiere decir de ninguna manera que hay que intervenir en el mercado, mas que tratando de bajar la tasa de interés y el riesgo inherente que supone invertir en nuestro país.
Así como los aumentos implícitos de impuestos jugaron un papel clave en estos 10 años, vale la pena observar cómo le estaría yendo a cada sector, al menos para tener claro quienes tienen mayor capacidad a la hora a aportar el esfuerzo necesario para que la argentina salga adelante.
El progreso de nuestro pueblo, claro está, no es un concepto ‘de eficiencia’ o ‘de mercado’ sino que es el estado el que debe intentar arbitrar para que los ganadores no sean los mismos de siempre.

viernes, 6 de mayo de 2016

LA TIERRA PROMETIDA VERSUS LA CRUDA REALIDAD

El Cronista
El tiempo político va mostrando ordenamientos y esto se traduce en acciones concretas como lo sucedido con la conducción del Partido Justicialista, la movilización que llevó adelante parte del movimiento obrero organizado y la aprobación en el Senado nacional del texto de la ley antidespidos cuyo efecto bien podría ser el contrario. Carente de una figura aglutinante, el peronismo al menos no se queda quieto y trabaja todo lo que puede en una especie de bombardeo de baja intensidad sobre la administración de Cambiemos.
Claro que siempre se pueden encontrar expresiones claramente acabadas y sinceras de sectores mas cercanos al Cristinismo como el del ex secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Foster, quien en su valoración sobre los planes de la actual gestión, manifestó sin tapujos que quiere que al gobierno le vaya mal.
En el seno del justicialismo no parece que eso sea tan evidente, sobre todo porque quién mejor mide por estos días, es la ex jefa de Estado, que debe estar tomando nota de los responsables del vacío que el mes pasado le ofrecieron en su retorno a la escena política.
Con todo, resultan evidentes los pliegues que surgen en la luna de miel de Macri con la sociedad; estos proyectan sus sombras en las consecuencias indeseadas de medidas, que en el corto plazo operan en contra del crecimiento económico al tiempo que la inflación derivada del exceso de emisión del pasado y los ajustes de precios relativos del presente, nos brinda su peor cara en aumentos del nivel de precios de proporciones estratosféricas.
La combinación de estos últimos dos factores ofrece al pueblo su más clara consecuencia inmediata en el desplome del consumo, el aumento de la pobreza y la pérdida neta de puestos de trabajo. La tierra prometida que nos muestran, solo refleja su horizonte en el segundo semestre. Será a partir de septiembre u octubre cuando se vea claramente la costa luego de tanto remar, y recién en el año entrante estaríamos tocando tierra firme, si es que se cumple el pronóstico oficial.
Es justamente, la capacidad de (no) acertar con el pronostico lo que regala a la oposición algunos argumentos, toda vez que el marco teórico que desplegaba el ministro de Economía Prat-Gay sobre la idea que en 2015 los precios ya tenían incorporada la devolución mas anunciada de la historia, chocan de frente con los argumentos del presidente que hace unos días justificaba el aumento de los combustibles en la variación del tipo de cambio. Vale decir que dicho argumento que en la Argentina muestra un pasaje de devaluación a precios de cerca de 80% para las naftas, no aplica del mismo modo para Brasil, donde el pasaje a precios de la suba del valor del dólar fue del orden del 60%, contando con ejemplos como Méjico con el 37,5%, ó Uruguay solo en torno del 5%.
Tampoco parece posible la meta del 25% de inflación, ya que acumulamos poco menos de 20% en los primeros cuatro meses. Asimismo perdió vigencia el argumento que, para le economía en su conjunto, estábamos cursando el pass through (pase de la devaluación a precios) mas exitoso de la historia, porque la inflación no se había comido la devaluación "como en 2014". Pues bien, eso tampoco se esta verificando. En 2014 los precios subieron en el orden del 20% entre comienzos de diciembre de 2013 y fines de abril, con una devaluación aproximada de 35% para ese período, y ahora tenemos 23% de inflación con una devaluación de 47% en un lapso similar, es decir que se observan proporciones relativamente similares, que se pueden parecer aún más si a finales de mayo el dólar sigue en estos valores y los precios suman otro empujón de 3 ó 4%.
Buena parte de los desbarajustes que hoy padecemos, se deben a los excesos de un estado que tomó dimensiones que no se condicen con los impuestos que estamos dispuestos a pagar, lo cual tiene como resultado inevitable, el déficit fiscal.
La promesa de un estado presente, amplio y de alcance similar en tamaño pero diferente en su forma, al de finales del gobierno anterior, es la ilusión en la que quedamos atrapados por la falta de un discurso que se ajuste a la verdad. Lo curioso es que el ajuste se ve por su costo en la gente pero no por su prometido resultado, sabiendo que para ello deberemos esperar unos meses mas.
La gradualidad de aquel ajuste vino dada por la velocidad en la que se practicó antes que por su dimensión. Es por ello que el paso del tiempo le va agregando rigidez al margen de confianza con los que cuenta el primer mandatario.
Lo último que se pierde es la esperanza y la paciencia popular todavía se encuentra contenida dentro de limites que permiten la viabilidad del plan en curso. Sucede que tener esperanza y contar con paciencia, no quiere decir que se renuncia al derecho a perderla.
El gobierno debe tomar nota de esto, porque por estos días la mejor forma de definir lo que sucede con los asalariados se resume en cuatro palabras: no alcanza la plata.