viernes, 22 de abril de 2016

"DE LA ARGENTINA `MARKET FRIENDLY`A LOS CARAMELOS DE UN PESO"

El Cronista
Finalmente esta semana Argentina pudo cerrar el capítulo del default con el pago que se hace efectivo a los fondos buitres.
El regreso de nuestro país a los mercados internacionales a tasas menores a la esperada, pero exorbitantes si se las compara con el mundo o aun con nuestros vecinos, invita a pensar que es para estar conforme, de ninguna manera para saltar de alegría. Para ser claro, que el país pague 7,14% supone que para que la deuda sea sostenible (si siguiéramos emitiendo a esta tasa) deberíamos crecer como mínimo a tasas superiores a las que presenta China como para que dicho costo de financiamiento sea viable.
Visto de otro modo, si el país paga mas de 7%, la rentabilidad mínima para hundir inversiones será poco menos que el doble de eso en moneda dura. Análisis fundamental que se plantea toda compañía al momento de evaluar un proyecto de inversión, aquí y en cualquier parte del mundo.
SerÍa sumamente injusto suponer que dicha tasa es estática, claramente es un primer paso hacia la normalización que permita bajar el costo del capital, y por lo tanto tornar atractiva y viable las inversiones productivas por sobre las colocaciones financieras.
La solvencia que demostró el Gobierno en el regreso a los mercados, así como en la claridad para explicar la oferta local a los mercados y a la sociedad en general, fueron la clave del éxito en la operación.
Todo ello no quita que en 2017 deberemos afrontar solo por esta emisión, mas de u$s 1170 millones en concepto de intereses, es decir, cada compatriota tiene que pagar, a partir del anuncio del pasado miércoles, una nueva factura anual de casi u$s 30, sin contar la amortización de capital.
En este marco, es sumamente llamativo el contraste que presenta la administración del presidente Macri, cuando se trata de la comunicación y las medidas respecto del costado más concreto de la economía real.
La misma sociedad que apoya la gestión de gobierno, según las mediciones, es la que muestra una brusca caída en el índice de confianza del consumidor. Así, Argentina se parece al Boca de Carlos Bianchi en su última etapa, cuando la hinchada respaldaba al técnico sin que aparezcan los resultados.
Vale decir que esta situación no representa un equilibro estable, sino que es transitoria, lo cual indica dos resultados posibles: o la economía empieza a mejorar o el apoyo del pueblo al Gobierno empezará a mermar.
La disparidad de criterio para comunicar la política social versus lo relativo a la política de financiamiento ponen de relieve cómo la sensibilidad del Gobierno respecto del funcionamiento de los mercados internacionales luce mucho más acertada que la que tiene respecto de las necesidades concretas del pueblo.
El conjunto de la sociedad no comprende claramente cuando ve al ministro Alfonso Prat-Gay hacer cuentas difíciles en el noticiero vespertino, y menos aun cuando éste dice que el financiamiento conseguido permite gradualismo en el ajuste.
Difícil de conciliar la palabra gradual con más de 6% de inflación esperada para abril. No se entiende por qué nos cuentan en horario central sobre los bonos y eligen un sábado a la mañana para comunicar importantes medidas de política social.
Es poco claro el sentido de anticipar que aumentarán las tarifas en 2017, o zarandear la cobertura de medicamentos que ofrece el PAMI a los jubilados. Arribar a la solución correcta a veces es factible sólo si se entiende que el camino con menos baches posibles, no necesariamente es el más deseable técnicamente.
Al tiempo que se efectúan ajustes macroeconómicos y se opera en el sentido de hacer mas ‘eficiente’ el gasto, un simple caramelo de menta cristal cuesta un peso. El transporte, la luz, el gas, el agua y los alimentos, constituyen la información relevante para la gran mayoría de los argentinos, no es la tasa de interés, es el boleto de colectivo lo que mira el grueso del pueblo.
Si el Gobierno no mejora la capacidad para percibir y comunicar las acciones de política social y económica tendientes a proteger el salario frente a rentabilidades que se mantienen intactas, más temprano que tarde enfrentará con crudeza el dilema de Bianchi, esto es, no siempre el mejor equipo y el mejor proyecto generan resultados en el corto plazo. Sin esos resultados, el largo plazo corre peligro porque puede que a la hinchada se le termine la paciencia antes que el equipo empiece a ganar.
El prestigio internacional, la emisión de bonos y la luz verde del mercado no llenan el changuito en el supermercado, ni ayudan a los trabajadores a llegar a sus empleos a diario. Además de la emisión de bonos, y el posicionamiento market friendly sería hora que el Gobierno empiece a ver cómo hace con los caramelos de menta, porque un peso es el precio que marca el límite de la paciencia de quienes no comprenden tanto de finanzas como de la necesidad de llegar a fin de mes.

viernes, 8 de abril de 2016

"LA REALIDAD: ESO QUE ESTA ENTRE LO DESEABLE Y LO POSIBLE"

El Cronista

Empiezan a aflorar las primeras mediciones de la inflación en marzo. Parece ser un hecho que no cede. Los primeros dos índices que salieron no son los que toma el gobierno hasta la salida del IPC pero marcan una tendencia.
Para la CGT de Moyano, la inflación de marzo alcanzará el 4,65%. Este índice marca un aumento del 38% en los últimos 12 meses. Bajo este índice, una familia tipo necesita $ 11.600 para ubicarse por encima de la línea de pobreza.
Por su parte el Centro de Estudios Económicos y Sociales (un centro filo-kirchnerista) va un poco más allá y estima una inflación de 6% para marzo. Al tiempo que Economía y Regiones, destaca que si bien marzo se inscribirá dentro de los registros por encima de 4%, la inflación ‘núcleo’ está bajando, producto de la política monetaria acertada del BCRA.
Entre los productos con mayores aumentos se encuentran verduras, aceites y fideos. El aumento promedio de luz para CABA es de 532%.
En el horizonte de corto plazo no se observa una caída de la inflación. En abril sube gas y transporte público. En mayo, subiría agua y subte. En junio, telefonía.
En este marco, se conocen las caídas en el consumo, que fuentes privadas ubican en 13,8% para quesos, 3,7% en pan, 2,1% en leche y 5,9% en carnes. Justamente en el último rubro, además se ve cómo el efecto ingreso opera sobre la composición del consumo generando reemplazos del tipo que supone el cambio de peceto por la falda; la milanesa de peceto o bola de lomo por cuadrada.
También creció el consumo de churrasco de paleta en detrimento de los bifes con hueso y se duplicó el consumo de carne picada.
Se supone que el efecto del reacomodamiento de precios relativos, que es ‘de una vez’ dejara de presionar sobre la inflación total, para el segundo semestre, también es claro que con la política monetaria restrictiva, el pase precios de la devaluación es inferior al experimento realizado en 2014 con el anterior equipo económico de Kicillof - Vanoli.
Sucede que la contracara de la política de tasas altas, es una fuerte retracción en la actividad económica con la consecuente caída del empleo. Lo cual introduce inestabilidad al respaldo político necesario para poder seguir adelante con lo que se esta haciendo, que es ni mas ni menos que un ajuste.
El desafío de Macri consiste en gobernar sin el infierno a la vuelta de la esquina. Los ajustes en periodos democráticos sin una crisis previa, siempre han resultado traumáticos y de resultado incierto. Resulta difícil prometer el paraíso del mañana cuando mucha gente se percibe cada día un poco peor antes que mejor. Poco a poco subirá la presión por los resultados a medida que se agote la paciencia de los que menos tienen y hoy ven el final de mes como un objetivo difícil de alcanzar sin recurrir a restricciones que no padecían en los últimos meses.
No siempre se trata de lo correcto desde el punto de vista técnico y la mayoría de las veces hay que entender que lo perfecto es enemigo de lo bueno. La política tiene que empezar a desplegar una estrategia que contemple algo más que la superestructura que representan los acuerdos en el Congreso o con los gobernadores. Es tiempo de mostrar con claridad las políticas sociales.
Así como el ministro de Producción, Francisco Cabrera, es el encargado del futuro, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, es la responsable de aportar al presente. Vale decir que la territorialidad necesaria para sostener el ajuste que se lleva adelante no es propia del partido de gobierno, y si no aparece pronto un conjunto de buenas noticias, el descontento se empezara a materializar en la calle.
Siempre ha resultado difícil desactivar granadas que ya explotaron, es decir, con más o menos edulcorante las malas noticias son eso, malas noticias. La mejor forma de contenerlas es que empiecen a llegar las buenas, que baje el IVA para 8 millones de personas como pretende el Ejecutivo, que se proteja inteligentemente las prestaciones del PAMI a los jubilados, que se asista a quienes deberían abonar la tarifa social en el transporte o en los servicios públicos. Y no lo hacen porque no saben como.
Aceptar la mirada de aquellos que tienen necesidades concretas, implica alejarse un tanto de los libros y la teoría para construir una sensibilidad diferente, tal que pueda recoger las carencias sin dejar presos del intercambio que siempre propuso el populismo para aquellos que siempre pagan los costos: los que menos tienen.
Aun si se cumple el pronóstico del Gobierno, y baja la inflación en el segundo semestre, aun si llega la ansiada lluvia de dólares cuando salgamos definitivamente del default, sería bueno que las autoridades comprendan que si la inflación sigue en estos niveles, y el consumo se sigue desplomando al tiempo que aumentan la pobreza y el desempleo, lo que el Gobierno tiene no es un plan económico sino un flor de problema.