lunes, 30 de junio de 2014

Para CNN - Dinero: Economía Argentina ¿Al Borde Del Incumplimiento? - Jun. 30,2014

Para diario Perfil - No hay razones de fondo para entrar en default

El último paso de la estrategia de reposicionamiento internacional del Gobierno está dando más trabajo del que cualquier miembro del Poder Ejecutivo se hubiera imaginado, excepto, según sus propias palabras, la Presidenta, quien intuyó que el camino podía ser mucho más hostil del que venía siendo hasta el 16 de junio, cuando se conoció la decisión de la Corte Suprema estadounidense en el sentido de desestimar la apelación argentina respecto del fallo del juez Griesa que luego fuera confirmado por la Cámara de Apelaciones neoyorquina.

Hasta allí nuestro país avanzaba sin prisa pero sin pausa en su búsqueda de retornar a los mercados internacionales de crédito e inversión.
En ese marco es donde se justificó el sostenimiento del discurso clásico kirchnerista con un claro cambio de rumbo dentro del cual encontramos desde una restricción en la expansión monetaria, una devaluación, aumento de las tasas de interés, sinceramiento del índice de inflación hasta acuerdos con Repsol, el Club de París y una palmada en la espalda del archivilipendiado Fondo Monetario Internacional, quien sólo unos días antes de la nefasta mañana del frío lunes pasado nos felicitaba por los avances en la regularización de las estadísticas públicas.

A esta altura todos los gestos previos que se hicieron y que se suponía debían coadyuvar a la generación de consensos que permitieran a la Corte norteamericana otorgar los seis meses de plazo necesarios para poder negociar el pago de una sentencia adversa sin violar la famosa cláusula Rufo (la cual obliga a la Argentina a igualar cualquier oferta superadora de la vigente en los canjes de deuda 2005 y 2010, con los tenedores de dichos títulos) fueron en vano.

En este punto vale detenerse para marcar lo que debería ser un aprendizaje colectivo: los gestos de acercamiento y “buena conducta”, la simpatía y la “buena onda” que se puede generar a partir de conductas “amigables” con los actores internacionales, como fueron desde Repsol hasta el FMI, puede que tengan incidencia, pero definitivamente no son determinantes en los resultados.

Es decir, el mundo se mueve por intereses, e importa bastante poco ser los mejores alumnos. Al mismo tiempo parece claro que la solvencia profesional de quienes diagraman la estrategia de un país, tanto en el plano internacional como en el local, son los verdaderos factores relevantes para el cumplimiento de los objetivos planteados.

El mundo es muchísimo más pragmático que retórico, ya sea que dicha retórica se entienda en el sentido de la relación carnal de los 90 o de las lecciones del modelo alternativo de la década kirchnerista.

Vencimientos. Hoy nos encontramos en una situación en la cual estamos al borde de la cesación de pagos y al mismo tiempo somos uno de los países menos endeudados del planeta si se mide la relación de deuda externa pública respecto del producto bruto interno.

Si se observan los vencimientos que restan se pueden sacar conclusiones contrapuestas según sea la necesidad argumental.

Esto es, si tuviéramos que hacer frente a estos vencimientos y les sumáramos las sentencias pendientes de ejecución derivadas de los juicios de los holdouts seguramente podríamos concluir que esos montos son lo suficientemente elevados como para dañar letalmente el nivel de reservas internacionales que tenemos, y por lo tanto afectaría el tipo de cambio generando un impulso inflacionario de consecuencias nefastas para la economía local.

De otro modo, podemos ver esos vencimientos en términos de la relación que tienen respecto del PBI, y aun en el caso de sumar las sentencias pendientes, si todo esto fuera refinanciado como lo hacen el resto de los países del mundo, lo que se conoce como roll-over de la deuda, los mismos no presentarían ningún problema para las cuentas públicas. Es decir, no hay motivos económicos de fondo para entrar en cesación de pagos.

No pares. Por otro lado, más allá de los juicios de valor que cada uno haga sobre el Gobierno, es importante entender que lo que aquí está planteado no es una negociación entre pares. Los buitres son individuos, particulares, y la Argentina es un Estado soberano.

No se debe pensar la posibilidad de acuerdo sobre la base de una negociación privada tradicional. No hay tal situación posible.

No se trata de regatear ni de conseguir un descuento, no funciona de ese modo cuando un país es el involucrado.

La Argentina hace su oferta dadas las posibilidades de su pueblo; acá no se trata de ver como se le saca ventaja a un proveedor como si fuera un trato entre empresas.

Si observamos la forma en la que se regula el comercio internacional en el marco de la Organización Mundial de Comercio, veremos que abrir un panel arbitral y lograr una sentencia, por ejemplo, por dumping, es algo sumamente complicado, aun cuando se gane.

El país ganador tiene derecho a retaliar con medidas compensatorias, pero jamás se procede al embargo del país perdedor para reparar el daño causado por el demandado.

Habiendo manifestado voluntad de acordar y cumplir la sentencia, que aun así se mantenga el embargo es una locura en términos de las relaciones internacionales, las cuales se rigen por parámetros diferentes a los que regulan la relación entre personas.

Al mismo tiempo, y como muestra brutal de la magnitud del camino elegido por Griesa para dar cumplimiento a su fallo, podemos ver que los fondos de los países y dictadores sospechados de las peores atrocidades se “congelan”, pero rara vez se embargan, mientras a nosotros nos pueden aplicar la sanción del embargo sobre los pagos de deuda que tenemos regularizada, afectando de este modo también a los bonistas que sí entraron en el canje, además de a la Argentina propiamente dicha. Increíble.

Hasta aquí hay gestos que colocan la actitud del juez lejos del camino que permita impartir justicia, sino que parece demasiado politizado en sus actos.

Aún queda algún resquicio mediante el cual se pueda abordar una salida no traumática para el conjunto.

Esto se debe resolver sosteniendo la plena vigencia del Estado de derecho, protegiendo la propiedad privada, al tiempo que en la ejecución de la sentencia se debe recordar que de un lado hay un grupo de personas (buitres) y del otro 42 millones de habitantes de un pueblo soberano.

jueves, 19 de junio de 2014

Para Diario El Sol de Mendoza - Qué hacer tras el revés judicial

Riesgos hay muchos y costos también. En este caso, hay que elegir la menos mala de dos opciones.


Las distintas fuentes consignan que Argentina ofreció negociar con Griesa por los fondos buitres y en función de las implicancias derivadas de la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos del lunes.

¿Para qué negociar ahora? Para dar cumplimiento al fallo. Recordemos que ellos, en su momento, no aceptaron las ofertas de canje de deuda que realizó Argentina en el 2005 y el 2010, en las cuales ingresaron 92% de los tenedores de deuda.

¿Por qué negociar? Porque de no cumplir, nos enfrentamos a un default técnico, ya que sólo podríamos cumplir con nuestros bonistas modificando el domicilio de pago de forma obligatoria para todos, lo cual representa un cambio en las cláusulas de emisión original y, por lo tanto, incumplimiento de contrato. Es decir, default técnico, donde queremos pagar, tenemos el dinero para hacerlo y hasta cumplimos con la fecha pero NO con el lugar de pago.

Dicho default nos dejaría sin chance de conseguir financiamiento internacional.

¿Por qué hacen falta dólares de afuera? Porque nuestra economía tiene un 15%/20% de importaciones como proporción de su PBI.

De esas importaciones, la mayoría son de energía y bienes de capital, que sirven para fabricar otros bienes.

Las mismas se pagan en dólares y esos se consiguen de diferentes maneras: 1) con exportaciones, 2) pidiéndolos prestados o 3) utilizando reservas. También se puede hacer un mix de las primeras dos.

Si se usa la tercera opción, el resultado a mediano plazo es que caen reservas y, por ende, tenemos menos dólares, es decir, que disminuye la cantidad, lo que implica que (si se mantiene o aumenta la demanda), sube el precio, en otras palabras, se devalúa la moneda.

Si sube mucho y rápidamente, lo que sigue es: inflación, suba de tasas y caída de la actividad económica, ¿les suena?

Conseguir dólares afuera es el objetivo para que suceda exactamente lo contrario (lo cual sería bueno), pero para que nos presten hay que arreglar el presente Por eso, habiendo perdido el juicio, y no antes –porque está bien que se haya peleado el caso–, hay que elegir si se cumple el fallo o se lo desconoce.

Hasta acá lo concreto, mas allá de largas explicaciones y arengas, es como con el Club de París. Estamos yendo a intentar un acuerdo.

Riesgos hay muchos y costos también. En este caso, hay que elegir la menos mala de dos opciones, que son malas en sí mismas.

Si acordamos con el juez por los buitres, nos va a costar unos 15 mil millones, y puede que nos reclamen la diferencia el día de mañana, de aquellos que ingresaron al canje, ahí la suma se iría a 120 mil millones.

Si no acordamos con el juez, es hacer un default de la deuda, y eso implica lo expuesto más arriba, es decir, una crisis severa. Lo único seguro es que esto, como siempre, no es gratis y, como siempre, lo vamos a pagar todos, y nuestros hijos también.

Ahora bien, habiendo llegado a este punto, vale plantearnos qué hacer con nuestros ahorros. Para ello, comparto algunas sugerencias.

DÓLARES. Dólar ahorro: si tenés dólares (por ejemplo, ahorrados de antes o que compraste desde principio de año con dólar ahorro) lo mejor sería no tocarlos por el momento.

Dólar turista: tenés que comprar dólares, comprá ahora, porque esos te los venden a precio oficial, más el 35%. Algo es seguro, no va a bajar en el futuro.

Plazo Fijo: Si se vence en estos días, fijate bien qué tasa te pagan para renovar, tal vez conviene aguardar a ver qué pasa con Griesa, porque si se extiende la incertidumbre, van a tener que subir la tasa de interés.

VIAJES AL EXTERIOR. Si pensás comprar un viaje en cuotas, hacelo ahora, porque los viajes tienen precios dolarizados al tipo de cambio oficial y este no va a bajar, además, aún hay planes en cuotas. Si bien hoy son mucho más caros que el año pasado, es razonable pensar que en el futuro serán más caros aún. ¡Ojo! si todo se resuelve favorablemente, puede pasar que a fin de año comience el ingreso de divisas y eso podría permitir bajar el cargo de 35% a 20% para las agencias de turismo.

CONSUMO. Si estás pensando comprar una tele, una compu, etcétera, comprá ahora, porque las ofertas son muy competitivas y, además, como el dólar oficial no va a bajar en el futuro, es razonable pensar que más baratos que ahora no van a estar. De modo que consumir es buena idea si pensabas hacerlo, y más si te dan cuotas fijas. Hay que usarlo.

AUTOPLAN. Si estás pagando el plan de ahorro del auto, y te preguntás si es momento de licitar para retirar el vehículo, yo seguiría pagando las cuotas y esperaría para hacer algún movimiento.

ACCIONES Y BONOS. Si ya tenés acciones y bonos, esperá, no vendás ahora. Si esto se resuelve, van a recuperar terreno y aún quedarán mucho mejor que antes. Si sale todo mal...lloramos juntos.

INFLACIÓN. Si la cosa se resuelve, no debería llegar a pasar nada con los precios. Si la cosa se complica, es muy probable que se recaliente el dólar y, tras eso, que los precios se aceleren.

miércoles, 11 de junio de 2014

Diario El Sol de Mendoza - Entre el Mundial y EEUU

Cada vez falta menos para que veamos rodar la pelota en el verde césped del Maracaná. En sólo unos días, la mayor parte del país estará frente al televisor, aguardando el sonido del silbato que dé comienzo al partido frente a Bosnia Herzegovina.

Para ese entonces, ya se conocerá, seguramente, la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos con relación al tratamiento de la apelación que realizó Argentina frente al fallo de la Cámara de Apelaciones del Estado de Nueva York, en el sentido de confirmar el fallo precedente del juez Griesa, que obligaba a nuestro país a abonar poco más de 1.300 millones de dólares a los fondos de inversión especulativos, también conocidos como fondos buitres .

Aquí enfrentamos escenarios múltiples que van desde el rechazo al tratamiento de la apelación hasta la posibilidad de pedir opinión al Gobierno federal norteamericano.

En todo caso, lo que realmente sería positivo para nosotros es que la decisión del máximo tribunal se estire hasta pasado el 31 de diciembre de este año, cuando vence la cláusula RUFO, que nos obliga a igualar cualquier oferta que hagamos a los buitres con las que recibieron aquellos que ingresaron en los canjes del 2005 y del 2010, es decir, abonarles a estos últimos la diferencia, lo cual sería extremadamente oneroso.

Transcurrido dicho plazo, podríamos encarar una negociación que permita cerrar ese frente y, a la vez, cumplir con todos los términos de emisión que tuvo la deuda reestructurada que hoy cotiza en los mercados internacionales bajo la forma de diferentes bonos.

Es justamente esta cotización la que refleja el rendimiento del dinero aquí, que se ubica en el orden de 10% al momento de escribir estas líneas (antes de la decisión de la Corte). Si la decisión fuera favorable (al menos a medias) y considerando los pasos que ya dio nuestro país en plan de retornar a los mercados de crédito internacional –el acuerdo con el Club de Paris, el arreglo de los juicios del CIADI, la cancelación del pasivo con Repsol y otras tantas medidas– lo que veríamos sería un descenso en el rendimiento mencionado, es decir, un aumento del precio de los bonos de la deuda argentina.

Concomitantemente, se consolidaría una tendencia alcista en el precio de los activos (acciones de empresas) y, probablemente, estaría el camino allanado para retornar a los mercados internacionales de crédito antes de finales de este año.

Recientemente se conoció un ranking que establece a Argentina como uno de los destinos más observados a la hora de pensar inversiones en países con riego moderado/alto, lo cual es comprensible dado el potencial de nuestra economía y los bajos que están los precios de los activos nacionales en comparación con los del resto de la región.

En este marco, la política incipiente del QE por parte de la Unión Europea y el sostenimiento de esta misma tendencia por parte de Estados Unidos y Japón, continúan proveyendo dinero muy barato en el mundo, lo cual favorece el flujo de dinero hacia los países en desarrollo, luego del parate en este sentido que se vivió en el 2012/2013.

De este modo, así como es evidente que en la actualidad atravesamos un contexto de altas tasas de interés locales, con elevada inflación y retracción del consumo y la demanda agregada, el mundo podría darnos la buena noticia que no nos brinda nuestra propia economía. Es decir, nos encontramos atravesando lo que podría ser la primera recesión moderna que no fue causada por elementos de la economía internacional, sino que se debe fundamentalmente a restricciones de política local, lo cual acorta los márgenes de maniobra de la gestión oficial, que es en gran parte responsable de la situación. Y dado que la misma no es tan mala como muchos pregonan, lo cierto es que ahora puede ser el mundo el que nos ayude a salir de una crisis en la que no nos metió.

Esta salida sería por la llegada de inversión extranjera directa y financiamiento internacional vía fondeo en los mercados y organismos internacionales, lo cual robustecería nuestras reservas y traería tranquilidad en materia del dólar, la tasa de interés y hasta la actividad económica, entre otras.







Para ello se tienen que dar algunas cosas que aún no sabemos en qué terminaran, pero lo cierto es que, cuando termine el Mundial, vamos a tener bastante claro no sólo cómo nos fue en el plano futbolístico, sino también cómo nos puede llegar a ir en lo económico.

sábado, 7 de junio de 2014

Para diario Perfil - Dos modelos, un discurso y el giro ortodoxo



En sólo un par de días dará comienzo una nueva edición de la Copa del Mundo. El mismo día, unas horas antes de sentarnos frente al televisor para ver los festejos inaugurales en el histórico Maracaná, tendremos la posibilidad de conocer la decisión de jueces muy influyentes, pero no del mundo futbolístico, sino financiero.

La plaza local espera con ansias la decisión de la Corte de los Estados Unidos sobre el tema ‘buitres’. Será un hito para nuestra economía en el tiempo por venir.

Esta semana la Argentina sumó un nuevo apoyo (bastante light), por parte del FMI. El vocero del Fondo se mostró preocupado frente a las consecuencias negativas que podría generar que la Corte no tome el caso. Esto se agrega a los apoyos que ya brindaron Francia, Brasil, México. Hasta el gobierno federal de los Estados Unidos y el de Inglaterra dieron a entender que están de nuestro lado. 

El tema es que el negocio de reestructuraciones de deuda se ve en jaque con la decisión de la Corte de NYC (hoy en manos de la Corte Suprema). No es que ahora les caemos bien, es más bien el espanto lo que nos une antes que el amor.

Por ahora la discusión está centrada en dicha definición. Un revés en los estrados del máximo tribunal estadounidense retrasaría nuestro acceso a los mercados internacionales de crédito, y sería negativo para la llegada de inversión extranjera directa, ambas fuentes de divisas, que hoy necesitamos como agua para robustecer las reservas internacionales y permitir que baje la tasa de interés sin que esto implique presión sobre el dólar.

Puesto en perspectiva, las reservas que supieron estar en US$ 52 mil millones, y hoy rondan los US$ 28 mil millones, han sido junto con las de Venezuela las únicas que descendieron en el período 2007-2013 en toda la región.

En el año 2010, cuando se decidió el cambio de endeudamiento externo por endeudamiento interno, se tomó un camino diferente del que se había tomado desde 2003, cuando el desendeudamiento era más genuino. La consecuencia fue la pérdida de reservas, que es la contracara de la debilidad de nuestra moneda, lo cual implica alta inflación, tasas de interés por las nubes, caída de la inversión y aumento del desempleo.

Mientras en 2007 un dólar equivalía a $ 3,08 y 2,08 reales, hoy la relación es $ 8,16 y… 2,20 reales. Ante esto es difícil sostener que la política monetaria fue eficiente en defender el valor de nuestros pesos.

Mirar en perspectiva la evolución del tipo de cambio pone de relieve que, más allá del discurso de continuidad, a lo largo de la gestión de gobierno hemos asistido a dos modelos diferentes.
Mientras en el período 2003-2007 el crecimiento se dio sobre la base de un consumo alimentado a partir de la recuperación del salario real, con un Estado que se fortalecía sobre la base de superávit comercial y fiscal; expandía derechos, promovía paritarias y se vinculaba con el mundo de forma tal que el 10 de octubre de 2005 el riesgo-país argentino era de 343 bp, igual que el brasileño; hoy, luego de haber incluido el segundo tramo del canje de deuda y haber cumplido con las obligaciones internacionales, el riesgo-país se ubica en 796 bp versus 207 pb del país carioca. Algo no hicimos bien. ¿Qué fue?

Anabólicos, ésa es la respuesta. Si bien en el período 2007 -2013 se lograron progresos sumamente relevantes como la estatización de AFJP, YPF, la Asignación Universal por Hijo, entre otras, lo cierto es que el motor del crecimiento del consumo en dicho período fue la tasa de interés real negativa. Es decir, cuotas y más cuotas fijas en un contexto de 25% de inflación. Esto y no el crecimiento sostenido del ingreso medio fue la base de la expansión económica en ese lustro.

El déficit fiscal retomó su protagonismo histórico en las cuentas públicas, sobre la base de otro de los pilares de la expansión económica, que son los subsidios económicos, es decir, trasporte y energía.

Mientras que en 2006 por cada peso que se invertía en infraestructura había $ 1,5 de subsidios, en 2013 la relación indicaba que por cada peso en infraestructura se gastaban $ 3,5 en subsidios. Esto es una muestra de que el sesgo no fue a favor del crecimiento de la inversión, sino del consumo, en este caso vía salario indirecto (lo cual está muy bien, siempre que vaya a quien lo necesita en lugar de financiar a los que viajan a Miami, o las piletas calefaccionadas de zona norte).

La idea de potenciar el consumo sobre la base de anabólicos permitió además que crezca la demanda en forma desproporcionada respecto del crecimiento de la oferta, agregando presión sobre los precios, que ya venían con una dinámica de aceleración, dada la expansión monetaria por encima del aumento de la demanda de dinero.

En este marco, las tasas de interés también permanecieron artificialmente bajas para sostener el cóctel de anabólicos y así fue como nos convertimos en el muchacho musculoso de la playa, pero con un físico que no se había logrado a base de ejercicio, sino por la vía rápida de los químicos.

La imagen que proyectamos sobre nuestra propia realidad difirió de nuestra realidad, otra vez nos creímos el cuento del país que no somos. A base de otro anabólico, que fue sostener el dólar artificialmente bajo, volvieron los viajes al exterior como en los 90. La clase media llenaba los perfiles de Facebook con fotos del mar Caribe de fondo, o las orejas de Minnie y Mickey adornando bellas instantáneas familiares en Disney. Ahora tenemos que volver a Gesell, nada mal, por cierto, mucho más realista. Guste o no.

No se trata de suponer que la realidad implica que pasamos de patovica a flacucho pusilánime. Podríamos decir que somos un gordito habilidoso, que necesita algo de ejercicio para estar a tono.
Es decir, necesitamos cuidarnos de los excesos (déficit fiscal), ponernos en forma (aumentar productividad), retomar competencia (vuelta a mercados de crédito internacional) y evaluar correctamente nuestro progreso (censo económico-estadísticas reales). Es decir, mucho menos grave de lo que pinta la oposición, que hasta aquí es más bien especialista en diagnósticos que en propuestas concretas y sólidas.

En este marco, el discurso siempre ha sido el mismo, aunque los modelos fueran diferentes, aun hoy, cuando el giro del gobierno hacia cierta ortodoxia tardía parece cada vez más evidente.
Tal es la relevancia del discurso por sobre el modelo, que el Gobierno dio la señal más clara que podía dar en ese sentido durante los anuncios brindados esta semana que termina: se preocuparon por tener una medición oficial del rating televisivo mientras no tenemos una medición clara de los índices de pobreza. A confesión de partes, relevo de pruebas.

domingo, 1 de junio de 2014

Para El Tribuno de Salta - “Un intendente no debería mendigar un cordón cuneta a la Nación”



En su última visita a Salta, el economista Matías Tombolini consideró importante modificar el sistema de coparticipación. Dijo que en el norte, el trabajo en negro presenta un desafío a resolver, acorde a las particularidades de las pymes. El reconocido y mediático profesional sostuvo que “la Argentina no está como nos relatan desde el Gobierno en ese cuentito rosa, pero tampoco está prendiéndose fuego”.

¿Cómo evalúa la situación de la economía argentina?

Sigo creyendo, al igual que en los últimos meses, que la Argentina no está de ninguna manera como nos relatan desde el Gobierno en ese cuentito rosa, pero tampoco está prendiendose fuego como, a veces, la oposición lo quiere hacer ver. El país transita un camino con turbulencia severa, con un ajuste de carácter tradicional.

Pese a que, en su discurso, el Gobierno se distanció de las políticas económicas ortodoxas...

Después de que el Gobierno pierde las elecciones internas simultáneas, abiertas y obligatorias (PASO) en agosto, empiezan a implementar un ajuste de carácter tradicional. La fase más fuerte se vio el 24 de enero, cuando se consolida la devaluación. Vemos un alineamiento con los centros financieros internacionales. Esto es claro a partir de los juicios del Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas e Inversiones), el acuerdo con Repsol por YPF, el acercamiento al Club de París y al FMI, implementando un índice de precios un poco más realista. Y han desplazado a Guillermo Moreno del comando múltiple que tenía la economía.

En el plano local, se duplicaron las tasas de intereses, se redujo la emisión monetaria, se implementó una devaluación. Claramente hay un ajuste de carácter monetario y fiscal.

La política de ingreso del Gobierno, que había tenido hasta aquí como su caballito de batalla, brilla por su ausencia. Vale reconocer la política de ingresos que significa el plan Progresar. Pero más allá de eso, tenemos un ajuste de las jubilaciones que está por debajo del ajuste de los precios. Se ajustó a la recaudación del segundo semestre de 2013 y la realidad es que los precios subieron más en enero, febrero y marzo. De modo que las jubilaciones han tenido un ajuste de poco menos del 12 por ciento, que no compensa la pérdida de poder adquisitivo.

Es evidente un impacto en el nivel de consumo...

La Cámara de la Mediana Empresa, que no se la puede tildar de opositora, indicaba para el primer trimestre del año, una caída en ventas del orden del 5,9 por ciento en unidades. En cuanto a la venta de autos, se derrumba estrepitosamente, más del 20 por ciento. Cada sector merece un análisis particular, pero lo cierto es que la ralentización de la economía es la consecuencia directa del proceso de ajuste que el Gobierno está implementando. Hay un pedido de La Casa Rosada, además, sobre un techo del 30% en las paritarias. Creo que la inflación superará ese porcentaje.

Es llamativo que YPF aumente el precio de sus combustibles, a mismo tiempo que el Gobierno expone índices de inflación más bajos.

Es interesante. Cuando se dio la devaluación, Juan José Aranguren, presidente de Shell, pedía un aumento del 12 por ciento. Finalmente el trimestre acumuló un 25 por ciento. Aranguren hoy podría ser un militante del PO si lo comparamos con lo que terminó incrementando el precio de la nafta. El tema de los combustibles es central y explica porqué la inflación no se contiene con una lista de precios del supermercado. Un 8 por ciento de aquellas cosas que compramos deviene de la logística si se trata de una gran empresa. En cambio, si el producto es de una pyme, un 20 por ciento representa ese costo. Cada vez que aumentan los combustibles hay un impacto inflacionario que es imposible de moderar.

En tu libro “Todo lo que necesitás saber de economía”, marcás una diferencia entre crecimiento y desarrollo. En el interior, en Salta particularmente, es clara la diferencia. ¿Por qué la Argentina no pudo pasar a la etapa de desarrollo?

La Argentina no termina de resolver las cuestiones de largo plazo. Eso ocurrirá cuando la dirigencia empiece a pensar más en la próxima generación que en la elección venidera. Así podremos tener políticas de desarrollo que no pagan electoralmente, pero agregan valor en términos sociales. Es necesaria una profunda reestructuración en términos de la recaudación tributaria y una reforma del sistema educativo. No solo se trata de volcar recursos sino de evaluar la calidad docente y recomponer la relación entre educadores y padres.

En materia de transporte, que es la gran deuda de la democracia argentina, seguimos con un esquema abanico, en vez de que las redes de ferrocarril tengan forma de una telaraña. Claramente es un sistema de transporte pensado desde el siglo XIX para la extracción de riquezas del Alto Perú hacia los puertos de Buenos Aires. En esa materia, no hubo una revolución.

En general en el país, las políticas tendieron a llevar la capacidad instalada a su máximo uso. Es decir lo que fabricamos es lo máximo que podemos. Nadie se preocupó por correr las fronteras de posibilidades productivas de la Argentina. Hablo de mejores rutas, más caminos, sistemas integrados de información y un transporte polimodal, que incluya barco, tren y camión.

¿Urge un esquema que contemple las realidades productivas?

Hay que entender que la mejora de la distribución del ingreso sostenible en el tiempo tiene que venir de la mano del aumento de la productividad, no solo de la producción. En euros, los alemanes ganan más que los españoles porque son más productivos. Con los mismos insumos y máquinas, terminan fabricando más remeras que un español. ¿Son más inteligente? No. Solo tienen más integrado todo su entramado productivo, de modo tal que con los mismos recursos fabrican más. Por lo tanto, el trabajador tiene la posibilidad de acceder a un mayor salario.

La pregunta es cómo mejoro la productividad en Argentina. Es un debate que ni siquiera nos hemos dado. Estamos muy lejos de eso. El corolario es que después de diez años de crecimiento, y no tanto de desarrollo, vemos un montón de nuevos inquilinos con LCD nuevos y, tal vez, un auto nuevo. En contrapartida, hay muy pocos nuevos propietarios de departamentos. El resultado de este proceso de Gobierno, el más largo de la historia, es que muchas cosas mejoraron, hay que reconocerlo: se recuperó el salario real, hubo una extensión de derechos, la asignación universal por hijo y la estatización de YPF y de los fondos jubilatorios que tenían las AFJP. Son un montón de virtudes pero queda mucho por hacer.

¿Por qué sigue alto el nivel de trabajo en negro?

El trabajo en negro está en el orden del 34 o el 35 por ciento en la Argentina. En las provincias del NOA representa un desafío sustancial.

A la problemática del trabajo hay que entenderla integralmente. Creo que se debe avanzar con políticas punitivas para aquellos que contratan en negro, pero hay que dar oportunidades. Tiene que haber un entendimiento, por ejemplo, teniendo en cuenta las más de 8.000 pymes que tiene Salta o las de 5.000 micro pymes. Para esos emprendimientos, la regularización de la situación laboral de los trabajadores tiene un costo distinto que el de una gran empresa que cierra acuerdos con los gremios.

A veces, el pequeño empresario es un autoempleado que tiene una persona para trabajar. En ese marco, se hace muy cuesta arriba. De modo que falta pensar alternativas que reconozcan la diversidad del entramado de la pequeña y la mediana empresa. Es necesario pensar políticas de empleo y para el blanqueo del trabajador, pero que tengan algún tipo de incentivo sumado a la pena por no cumplir. En los países desarrollados, cumplir es más negocio que incumplir. En Argentina vemos que el incentivo para pagar los impuestos es bajo. Hoy un evasor puede ingresar en el blanqueo y se generan situaciones altamente injustas. Deberían garantizar que en el horizonte cercano no premiarán al que incumplió.

¿Qué puntos concretos justifican una reforma tributaria?

Hay que discutir a fondo la ley de coparticipación federal o al menos aplicarla. En Argentina se la implementa de un forma muy particular. Tenemos una Nación rica y provincias pobres. Se debe estudiar cómo generar un modelo de coparticipación en función de un país federal: reconocer la preexistencia de las provincias al Estado nacional. Avanzar hacia un modelo en el cual el intendente no tenga que mendigar un cordón cuneta en el ministerio de Planificación Federal. También que los recursos vayan en forma automática a las provincias y de ahí a los municipios. Se deben contemplar premios y castigos, teniendo en cuenta el comportamiento fiscal, entre otros aspectos. Esto sería muy sano porque le quitaría discrecionalidad al giro de los fondos. Sería, además, un paso adelante en el ejercicio de la democracia, en la construcción de ciudadanía.

¿Con conductas ortodoxas se puede mantener el cepo cambiario?

El cepo cambiario y la intervención del Indec han sido dos de las peores medidas de política económica de los últimos 20 años. Me parece que el Gobierno, para desarticular el cepo cambiario tiene que poder acceder a una fuente de dólares que no tiene. Además, el fin del cepo no implica que fulano tenga la posibilidad de comprar libremente, sino que las empresas puedan girar dividendos al exterior. Si hay más gente que compra de la que vende pueden pasar dos cosas: el Banco Central pone la diferencia y el precio no se mueve, o no hace nada, y el va lor sube.

Escenario para el próximo gobierno

El próximo gobierno puede tener una situación mucho mejor de la que se supone. Parece que la Argentina se está poniendo a la moda con los mercados internacionales. Desde Urtubey, Massa, Scioli y hasta Macri fueron al Consejo de las Américas, en Estados Unidos. No deja de ser una señal. Aunque veamos momentos turbulentos hoy, los mercados no miran la tapa de los diarios, sino que la construyen, se anticipan. Si la Argentina muestra que va a un camino promercado, seguramente podrá cumplir todos los compromisos y empezará a percibir inversión extranjera. El próximo período de la Argentina podría tener una bonanza importante. Por supuesto, si primase cierta disciplina en materia fiscal. Esto sin que implique un recorte de gastos, sino hacerlo de mane ra más eficiente