domingo, 25 de mayo de 2014

Para Diario Perfil - Si quiere la Copa, la Argentina deberá ganarla por primera vez sin crecimiento


Los campeonatos logrados en 1978 y 1986 se hicieron en un contexto de expansión del PBI. Con la crisis de 2002 la Selección no pasó la primera ronda. Estanflación y pelotas.

Desde que conseguimos el campeonato del Mundial de Fútbol de 1978 la Argentina cambió tres veces de moneda, y transitó décadas de alta inflación y devaluación de nuestra moneda.
En aquel año nuestra economía representaba aproximadamente el 0,65% de la economía mundial. Y ahora también.

Quizás lo más llamativo ha sido el aumento del endeudamiento externo que se inició en la época del proceso militar y que llegó a su punto cúlmine justo antes del default argentino de 2001/2002.
Nuestra capacidad de generar dólares ciertamente se acrecentó multiplicando las exportaciones casi 13 veces, del mismo modo que creció la necesidad que tenemos de utilizar bienes y servicios importados, ya sea como insumos o como bienes finales.

El PBI per cápita (en dólares del año 2000) pasó de poco más de US$ 8 mil a US$ 11 mil por estos días.

Sin dudas, el mundial donde tuvimos la peor performance económica fue el de 1990, mientras Diego Maradona jugaba en un pie y veíamos cómo Argentina pasaba de ronda, los números de la economía real eran mucho menos alentadores. Ese año la inflación fue superior al 2.300% y la devaluación araño el 5.500%.

A lo largo de la historia mundialista otro dato relevante es que hubo técnicos que duraron más que los ministros de Economía. De hecho, no se registran dos mundiales consecutivos con un mismo ministro.

Los mundiales de 1990 y 2002 son los que se corresponden con los períodos más tristes de la historia moderna de nuestro país en materia de números, ya que en ambos la indigencia era superior al 11 y 12% respectivamente. Aquí la diferencia deportiva fue que en el primer caso llegamos a la final y en 2002, para coronar un ciclo nefasto (no me refiero al gran Marcelo Bielsa, sino a los guarismos económicos), nos volvimos a casa en la primera ronda.

El presidente que más mundiales transitó fue Carlos Menem, quien estuvo en 1990, 1994 y 1998. Pero nunca pudo festejar un campeonato.
Si nos atenemos a las estadísticas deportivas, esta vez es probable que Cristina Kirchner sea la primera peronista en la Casa Rosada en recibir un equipo campeón, ya que salvo Suecia 1970, en América siempre ganaron equipos americanos y en Europa siempre lo hicieron europeos.

Si eso es así, la probabilidad de cumplir el sueño mundialista es más elevada que en años anteriores.

De un modo u otro, esta vez los números son mucho mejores que en los mundiales de 1978, 1982, 1986, 1990 y también 1996 y 2002.
Sólo 2010 y 1994 presentan números comparativamente iguales o mejores. pero algo es claro, nunca antes habíamos tenido una selección tan poderosa como ésta, salvo claro, en aquel mágico 1986.

Esperemos que esta vez nos acompañen los resultados, no sólo en el verde césped, sino también en los fríos números.

*Economista. UBA.

Jugadores caros
El valor de la selección argentina de fútbol es de unos US$ 596 millones mientras que sólo Leo Messi tiene una cotización, como mínimo de US$ 165 millones.
Aquí la relación resulta ventajosa para nosotros ya que la Selección entera de Estados Unidos tiene un valor de poco menos de US$ 49 millones. Es decir, no vale ni la tercera parte de nuestro querido Leo.
El punto más destacable es que Argentina, cuya selección hoy es la tercera más cotizada del mundo luego de España y Alemania, ha sido la que peor resultado tuvo desde 1994 hasta la fecha en relación con su valor de mercado.
En resumen, jugadores caros y resultado malos.

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