viernes, 4 de abril de 2014

Para El Cronista Comercial - "El desfiladero argentino"

Los anuncios recientes en materia de tarifas se sumaron a una lista cada vez mas larga de medidas ‘tradicionales’ por no decir ortodoxas que tienen consecuencias negativas y claras en el nivel de actividad. En este sentido CAME confirma que las ventas se cayeron 5,9% en el primer trimestre del año, por no mencionar las otras mensuras sobre la evolución de la economía como el EMI en materia industrial o el índice de confianza del consumidor.







En los mercados internacionales, Argentina es uno de los países en la mira que podría ponerse de moda en los próximos meses. Ellos no esperan que se produzcan las noticias, intentan anticipar las mismas. Con precios prácticamente de remate que tienen un valor potencial muchísimo más alto como el caso de algunos bancos o la mismísima YPF, nuestro país representa una oportunidad para considerar seriamente.

De cara a la transición, el grueso de los dirigentes con aspiraciones presidenciales se apuró a pasar por el Counsil of the Americas aunque falte más de un año y medio para las elecciones.

Las gestiones para cerrar el frente externo más complicado que tiene la Argentina son múltiples y apuntan a resolver el caso de los fondos buitre. Lejos quedaron las declaraciones grandilocuentes y las lecciones al resto del mundo, más bien parece que se intenta buscar la forma indicada que permita una rápida vuelta a los mercados internacionales para el segundo semestre.

Transitamos sobre un desfiladero tan peculiar como nuestro país. Por un lado vemos un precipicio sobre el que podríamos caer, de la mano de algún fallo adverso con los holdouts antes del 31 de diciembre de 2014, o si fracasaran las negociaciones con el Club de París y se empantanase nuestra chance de volver a tomar créditos que permitan afrontar los vencimientos de deuda por venir. Una tormenta que podría ser huracanada si la falta de acceso al crédito disparase la demanda de dólares e hiciera desaparecer la oferta, lo cual recrearía un clima de corrida cambiaria muy complicado para todos. Del otro lado, los esfuerzos de este giro hacia cierta ortodoxia tardía, junto con promesas de buen comportamiento por parte de los principales candidatos, permitirían resolver los conflictos pendientes y salir al mundo en busca del crédito que no hemos tomado en la última década durante la cual nos desendeudamos con el mundo y nos endeudamos con nosotros mismos.

En este marco, nos guste o no, hay correcciones que tienen su justificación en el más básico sentido común, y es aquí donde lo que ocurrió en materia de tarifas parece escribir su principal historia. En el área metropolitana habían vastas zonas donde era más barato tomar un café con leche con medialunas que la factura de agua o de gas bimestral. Con la electricidad la cuestión no sería tan simple ya que el pésimo servicio que brindan las distribuidoras otorga menos margen de tolerancia por parte de la población ante los ajustes.

Resulta llamativo cómo el tema que no termina de hacer pie entre los anuncios oficiales es el del ingreso. Vale decir que el plan Progresar sí represento un paso concreto en materia de políticas sociales pero fue lo único relevante.

En el último semestre se otorgó un aumento a jubilados que corresponde por ley y que contempla parámetros de 2013, cuando la realidad indica que el impulso más importante que tomaron los precios fue en diciembre de aquel año y sobre todo el primer trimestre de este. En materia de Asignación Universal por Hijo, hay más amagues que noticias, el impuesto a las Ganancias no sufriría modificaciones en el corto plazo, y se pretenden ajustes salariales por debajo de la inflación real, es decir caída del poder de compra. Hasta aquí lo más potente para cuidar el bolsillo serían los precios cuidados, que por el momento tiene más publicidad que resultados. El resumen es el de siempre: las ganancias se administraron, mientras que las perdidas se socializan.

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