domingo, 19 de enero de 2014

Para Diario Perfil - Hay que dejar comprar dólares

Comparto mi artículo de hoy en Diario Perfil, en donde invitan economistas heterodoxos y ortodoxos a proponer ideas. En este caso yo publico una iniciativa que ya he impulsado antes. Sobre la base del convencimiento que es mejor proponer que solo criticar.

El dólar ilegal creció 47% en 2013 al tiempo que el oficial lo hizo por encima del 32%. Sin embargo, en los primeros 17 días de 2014 ambos avanzaron 19 y 4,5% respectivamente. Si bien las miradas se posan sobre el marcado del blue, el oficial aumentó 30 centavos en un cortísimo período. Esto indica que el Gobierno tiene pensado continuar con la estrategia adoptada desde las PASO de agosto último, cuando la devaluación comenzó a acelerarse, y lo hizo más con la llegada del nuevo equipo económico y la designación de Juan Carlos Fábrega al frente del Banco Central.
Las propuestas para contener una situación altamente preocupante son variadas. Lo que resulta llamativo es que hay un punto en el diagnóstico en el cual todos parecemos coincidir: la falta de confianza que se percibe por parte del público en nuestra propia moneda.

En mi caso, hace un tiempo formulé una propuesta que, como otras, no necesariamente tiene que ser la más apropiada: la idea supone volver a permitir el atesoramiento de dólares por parte del público. A tal fin se debería autorizar la compra de dólares como estuvo vigente hasta julio de 2012, cuando aún estaba permitido comprar (si bien fácticamente esto fue imposible de hacer desde mayo del mismo año). Aquellas operaciones debían estar autorizadas por AFIP, algo que creo que debería seguir estando vigente.

Aquellos que deseasen comprar dólares, lo podrían hacer al tipo de cambio oficial vigente con la única restricción de que para retirar el billete físico deberían tener que aguardar dos años. Hasta ese momento los fondos quedarían depositados en una caja de ahorro especial en dólares; si se deseara retirar el efectivo antes de los dos años, el banco entregaría pesos al tipo de cambio oficial del momento. Sin embargo, los fondos sí podrían ser utilizados antes del mencionado período para cancelar operaciones inmobiliarias o de bienes muebles registrables como autos, motos y barcos. En dichos casos simplemente se transferiría la titularidad del depósito, y para el nuevo tenedor aplicarían las mismas restricciones.

Los fondos que ingresen al sistema con esta operatoria se podrían orientar a créditos para el sector de la construcción privada a tasas bajas, dado que el rendimiento ofrecido en dólares a los ahorristas sería muy bajo ya que es lo que paga el mercado por colocaciones en dólares en la actualidad.

Los desarrolladores podrían tomar créditos y cancelarlos con las transferencias de los depósitos que reciban en pago de sus clientes al vender unidades nuevas.

Otro destino de esos fondos podría ser el de cancelar deudas impositivas o financiar importaciones en el caso de determinadas industrias como la automotriz, que también podría recibir estos depósitos como pago de sus vehículos nuevos.

Cierto es que se podría pensar que es riesgoso colocar ahorros a dos años en el mercado financiero, pero el incentivo a hacerlo es equivalente a la brecha entre el dólar ilegal y el oficial (hoy del 75%). También podría pensarse que la demanda sería muy elevada y eso presionaría el tipo de cambio oficial, lo cual es cierto y probablemente generaría una aceleración de la devaluación, pero sólo al comienzo, ya que la depreciación hoy en día tiene un ritmo que en términos anuales supera largamente el 70%.

Esta propuesta tiene como ventaja adicional que retira pesos del mercado al tiempo que permite convertir ahorros privados en inversión privada sin que drenen mayores reservas del sistema, dado que los depósitos deben estar encajados al menos 24 meses, que en realidad terminarían siendo más dado que los depósitos se pueden transferir y en ese caso hay que volver a esperar dos años.

En suma, proponer siempre es mejor que sólo criticar; en ese camino es que dejo planteadas estas ideas.

*Economista UBA.

jueves, 16 de enero de 2014

Para Cronista Comercial - Epifenómenos y la falacia de la confirmación

Habiéndose conocido el dato de inflación que brinda un sector la oposición sobre la base de diferentes estimaciones privadas para diciembre así como todo el 2013, resulta evidente que la aceleración en los precios parece más marcada que años anteriores. Siendo lo más preocupante su consistencia, aun cuando la emisión monetaria fue inferior que en 2012, y considerando que fue un año en el cual hubo acuerdo de precios entre febrero y mayo y luego estuvieron los 500 precios congelados de Moreno, con supercard incluida.
No deja de ser llamativo la forma en la que la gestión oficial, trata de abordar el principal problema de nuestra economía. 
Así también veo diferentes ‘análisis‘ de referentes y especialistas y no deja de asombrarme como se pretende ver causalidad donde solo hay asociación.
Reflexionando sobre esto, me topé con algunos conceptos vertidos por el reconocido autor Nassim N Taleb en su último libro. Él grafica la idea de los epifenómenos o ilusiones causales de forma sencilla: imaginemos que pasamos un rato en el puente de un barco (allí donde se ubica el timonel), con una gran brújula delante, es fácil que tengamos la impresión de que la brújula dirige el barco en lugar de reflejar su dirección. En un epifenómeno normalmente no observamos A sin observar B y tendemos a pensar que B es causa de A o a la inversa, en función del marco de referencia cultural que nos es propio. 
Es sobre este marco de referencia que pareciera centrarse la principal batalla del gobierno a la hora de plantear su argumentación respecto de este tema. Los esfuerzos por dominar los titulares de los diarios aun a riesgo de caer en contradicciones como la semana pasada con el caso de los tomates y bienes personales, lo han llevado a plantear que si bien tenemos aumentos en ciertos precios de la economía, no estamos en un proceso inflacionario dado que no se da para el conjunto de los precios, utilizando los servicios públicos congelados como uno de los ejemplos al respecto. 
Sucede que los efectos de semejante desgaste no lucen efectivos a juzgar por los resultados obtenidos, ya que suponer que no hay inflación en la argentina es un ejercicio mas bien de imaginación antes que otra cosa. 
Otro aspecto interesante es la idea de echarle la culpa a la codicia empresaria por la inflación, lo cual siempre resulta taquillero y antipático de rebatir. El problema esta en que esta codicia existe aquí y en otros países del mundo que no tienen esta dinámica de precios. Peor aún, la codicia es una conducta humana, lamentable por cierto, pero esta ahí hace miles de años y no la podemos suprimir por decreto, de modo que lo que habría que hacer es encontrar soluciones a pesar de la codicia, al menos hasta que alguien encuentre la forma de eliminarla mágicamente. 
Por otro lado, tanto oficialismo u oposición caen en lo que Taleb menciona como selección interesada o falacia de la confirmación, mediante la cual ambos nos muestran sus aciertos y lo que han hecho por nosotros pero ocultan sus fracasos y cuando nos dejaron de lado. Es decir, cada uno muestra lo que le conviene y la víctima siempre es la misma: el sentido común. 
Al final del camino, lo único que parece permanecer constante es el problema, mientras que unos y otros siguen en busca de sostener posiciones caprichosas que no contribuyen a resolver el tema central. 
Sigue faltando un diagnostico claro que determine, delimite y mensure el problema, su alcance, sus costos y su impacto en la vida de la sociedad. A partir de allí, las soluciones no tienen porque ser las mismas, ya que los diferentes lineamientos políticos plantean caminos diversos según sea uno y otro enfoque. 
Aún estamos a tiempo de plantear caminos innovadores, donde se pueda dirigir el costo hacia los que mas tienen, entendiendo a su vez que la gente elige qué, cómo y dónde consumir en función de las señales que recibe, entre ellas los precios. 
Si se persiste en evitar un diagnostico común, finalmente el costo lo terminarán pagando los mismos de siempre, los que menos tienen.

lunes, 6 de enero de 2014

Comparto con ustedes mi columna de hoy en El Cronista Comercial


Aspirinas para la neumonía

por Matías Tombolini Economista

Fotos



La semana pasada, recién comenzado el flamante 2014, se conoció el nuevo acuerdo de precios, justo en momentos en que los combustibles volvían a ajustar sus valores. 
El equipo económico lleva mas de 40 días al frente de la gestión, y es poco lo que se percibe en materia de planes para controlar la inflación para este año. Con independencia del hecho de que algunos funcionarios parecen sostener la retórica del pasado donde no se reconocía la inflación, ahora se dice que hay aumento de precios, pero como no es de todos los precios entonces no es un proceso inflacionario. Un verso, hay que decirlo con todas la letras. 
El reciente aumento del boleto de colectivo, en el orden del 66% o se explica vía inflación o el gobierno debería bajar todas las banderas progresistas (bien ganadas en muchos casos, y no tanto en otros) ya que un mandoble como ese al bolsillo de lo que menos tienen sería solo justificable en una administración que piensa únicamente en que le cierren las cuentas antes que en la gente.
En números, el impuesto inflacionario provee una de las fuentes mas relevantes de sustento al gobierno, solo por detrás de IVA, la seguridad social y el impuesto a las ganancias. 
Es decir, hasta que no haya alguien que cubra la diferencia fiscal que hoy cubre el estado por la vía mencionada es imposible que se trate de resolver el problema porque quien debe comenzar a resolverlo es hoy el principal beneficiado de su existencia. 
Cabe entonces la pregunta si el día que decidan atacar la cuestión, realmente será eficaz un control de precios. Y la respuesta es: depende cual precio. 
Es decir, si yo le preguntara a cualquier ciudadano estadounidense qué opina sobre la idea de un estado controlando precios, seguramente seria acusado de pseudocomunista, sin embargo esto sucede en la principal economía del planeta. ¿Cómo? Pues bien, podríamos decir que el precio mas importante de una economía es el del dinero, el cual efectivamente controla la FED, por lo tanto allí también se trabaja en controlar precios, pero solo uno: la tasa de interés. 
Y con eso les basta para influir directa o indirectamente en las variables mas relevantes de la economía tanto doméstica como internacional. 
Aquí no sucede lo mismo, digamos que si bien controlamos el precio teórico del dinero, es justamente el dinero local lo que a muy pocos les interesa conservar. Como nadie quiere la moneda lo que hacen es desprenderse de ella. 
No se trata de comenzar a validar postulados monetaristas que con lo que no comulgo, pero cuando la inflación se ubica en niveles como los actuales, lo que habría que tratar de reconstruir es la confianza en el peso. Y sobre ese tema no solo no se habla, sino que las señales que se emiten no parecen ser suficientes. Quien tiene pesos busca desprenderse lo mas rápido posible de ellos, lo cual alimenta un tipo de demanda que recalienta mas los precios que el crecimiento de la economía. 
En paralelo el estimulo para expandir la oferta es escaso, y controlar los precios no parece lo mas indicado a tal efecto. Aquí el gobierno siempre ha hecho gala de sus políticas contracíclicas, pero entramos nuevamente en una contradicción porque si es cierto que el producto creció mas de 5% en 2013, no tiene sentido ese tipo de políticas, y mas bien deberíamos ver la forma de ahorrar para el tiempo en que la cosas no estén tan bien. Pero resulta que el déficit de las cuentas publicas, medido de manera correcta, se ubica en niveles que superan 3% del PBI. 
En otro orden el ancla cambiaria que se sostenía hasta las PASO de agosto, se ha soltado definitivamente de manera que el peso se devaluó en 2013 mas que en ningún otro año de la era kirchnerista. De este modo la moderación en el aumento de precios sólo se podría esperar vía expectativas. Es decir, que todos supongamos la tasa de inflación del período próximo será inferior al del período actual. Esa podría ser la mas razonable de las estrategias, pero para ello es necesario cimentar la confianza del conjunto de los agentes económicos en que algo así realmente sucederá. Es por ello que el acuerdo de algunos productos no resta pero parece difícil que constituya un camino de solución definitiva al problema. Estudiar la cadena de valor y evitar avivadas es otro elemento loable que debe ser tenido en cuenta, pero mas bien luce como actuar sobre las consecuencias antes que las causas. 
El problema sigue siendo que terminamos operando sobre lo único inevitable: las consecuencias. Antes que atacar al menos alguna de las causas.

viernes, 3 de enero de 2014

Precios cuidados.

Ya de lleno en 2014 la notica mas relevante de la semana en materia económica es el acuerdo anunciado esta mañana supone "precios de referencia" Vs "precios congelados" de la era Moreno que termino él mismo congelado en Italia. 
Si analizamos subas y bajas de precios vemos que el top 3 de subas es el siguiente:
PAN RALLADO COMUN PAQUETE MAMÁ COCINA 500 GR $10,25 ANTES $ 5,39 SUBIO 90,17% -
azúcar blanca Domino 1 kg $ 6 ANTES $2,85 SUBIO 110,53% -
Harina de trigo 000 Cañuelas 1 kg $6,35 ANTES $2,65 SUBIO 139,62%
El top 3 de las bajas es el siguiente:
PAPA NEGRA SUPERMERCADO 1KG $5,1 ANTES $ 9,9 BAJO -48,48%
CEBOLLA BLANCA SUPERMERCADO 1KG $6,5 ANTES 9,9 BAJO -34,34%
JABON EN PAN ESFERAS ACTIVAS ZORRO 150GR $4,2 ANTES 6,25 BAJO -32,80%.
Hay muchos productos que antes no estaban y de los precios que sí estaban el resumen es: 10 BAJARON - 7 quedaron IGUALES y 44 SUBIERON.
Dejo para mas adelante el análisis que me merece el acuerdo, y como toda iniciativa (aunque poco original) hay que aguardar su implementación para hacer una evaluación seria que vaya mas lejos simples palabras sin datos que las respalden.
Eso si, mi deseo es que FUNCIONE, porque si hay algo que complica la vida económica del país hoy en día es la inflación, de eso no caben dudas.
El sitio web donde están los precios es

http://www.precioscuidados.com/