viernes, 29 de noviembre de 2013

Para el Cronista - Discurso de continuidad con señales de cambio

No cabe ninguna duda que la Presidenta ha retomado el control de la iniciativa política en nuestro país. Bajo una retórica de profundización y continuidad las señales concretas son de cambio ante situaciones que encienden luces amarillas en el gobierno. 
Por caso, las reservas internacionales, si tomamos el tiempo que lleva la Presidenta en ejercicio, desde 2007 han caído 32%, mientras que en la región durante ese período las que menos crecieron fueron las de Brasil, en torno al 105%, con casos como Uruguay que pasó de u$s 4 mil a mas de 16 mil millones.
Solo este mes han mermado unos u$s 2 mil millones y esto presenta una restricción concreta al crecimiento futuro así como una presión sobre el tipo de cambio, la cual siempre tiene su correlato en los precios internos.
Parece lejano, pero el viernes anterior a las PASO de agosto el dólar oficial valía $ 5,54 y el ilegal $ 8,62. Comparado con los valores de cierre de ayer, hay una convergencia en ambas tasas de devaluación en ese lapso de poco más del 10%. 
Este mes el ritmo de devaluación del dólar oficial se ubica en 3,5% mientras que el dólar negro se ha revaluado mas del 3%, achicando la brecha del 67% a menos del 57% entre ambas cotizaciones. 
En este sentido parece evidente una doble estrategia para conseguir dólares frescos a la vez que se acelera la devaluación oficial. 
Por un lado la idea de retomar las líneas de crédito trabadas con los organismos internacionales, así como buscar financiamiento bilateral directo con países como china es uno de los aspectos que hacen a la pata del nuevo endeudamiento, que incluye el reconocimiento de pasivos hoy no contemplados, como el proveniente de la deuda en default con el Club de París, los juicios perdidos o acordados en el CIADI, lo que se pueda arreglar en la actual instancia con los fondos buitre, hasta la deuda que implique el pago a Repsol, que pasará a ser uno de nuestros principales acreedores en moneda extranjera, dada la envergadura del monto. 
Por otro lado es cada vez mas palpable la intención del gobierno de fomentar el ingreso de inversión extranjera directa como forma complementaria de conseguir los dólares que a la economía local hoy le resultan esquivos. 
Desde ya YPF y el acuerdo es la muestra más concreta al respecto, en el sentido que expresa mucho más que la voluntad de la Argentina de cerrar un frente de conflicto. Es un paso contundente en materia de relaciones internacionales, ya que implicó la participación tanto del Gobierno argentino como el mejicano y el español. 
Se abre de este modo una nueva etapa en una relación que permanecía congelada como la que teníamos con España lubricando un vínculo con quien fuera uno de los principales inversores extranjeros en Argentina en los últimos años. Enviando a su vez una señal clara a los mercados para atraer inversiones.
Al mismo tiempo la idea de recomponer el frente externo permite pensar con un poco más de entusiasmo la idea de ampliar nuestras exportaciones, como en el del biodisel con España quien es nuestro principal cliente de ese producto.
Una vez orientados los esfuerzos a retomar la posibilidad de tener un mayor grado de interacción con el resto del mundo que nos permita captar inversiones así como financiamiento a tasas razonables, quedará por resolver el principal problema que tiene nuestro país en materia económica y que no es otro que la inflación. La cual tiene sus orígenes desde la maxi devaluación de 2002, el crecimiento de la demanda a mayor velocidad que la oferta , la política monetaria expansiva por encima del crecimiento de la demanda de dinero en ese período entre muchas otras causas pero donde el rol de las expectativas juegan un papel central, sobre todo luego de la manipulación de las cifras del INDEC. 
Se han soltado las anclas inflacionarias del pasado, es decir dólar y (en teoría) tarifas. Se ha moderado la emisión respecto de 2012 y parece haber intenciones de redefinir las prioridades del gasto, ordenando la política de subsidios que ocupa enorme porciones del presupuesto y que no siempre termina en los bolsillos de quienes realmente los necesitan.
Todo indica que en materia de expectativas será camino elegido por las autoridades entre los múltiples aspectos que se abarcan hoy en forma paralela. Acuerdos de precios y salarios, estudio de cadenas de valor para hacer hincapié donde se encuentren ganancias extraordinarias pero “sin obligar a nadie” como dijo ayer el ministro de economía. 
Al menos hasta aquí, el gobierno parece empeñado en reconstruir el activo más importante que debe tener para reordenar la economía: la confianza.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Para Diario Perfil - El regreso y el dilema de conducir o controlar

Hace ya tiempo que nuestro país transita cierto estado de crispación generalizada. Una forma de encono que no es privativa del Gobierno, pero claramente representa un rasgo distintivo de su gestión.

Desde el inolvidable discurso que inauguró la era política del kirchnerismo, la confrontación apareció como una marca indeleble, constitutiva del proyecto oficial.

Defender los intereses declarados sólo podía hacerse trazando una línea divisoria en el imaginario colectivo, separando y generando nuevos antagonismos sobre viejas premisas, concepciones y caracterizaciones de los demás.

Más allá de la validez de aquellas conceptualizaciones sobre el “otro”, es claro que marcó un estilo, que arrastró al resto del arco político a plegarse a la forma de concebir el nuevo ordenamiento social.

La confrontación es a la vez causa y consecuencia. Consecuencia de un pasado reciente que tiene en la cuasi desintegración social de 2001 el emergente en la bronca contra “el otro”, culpable de los males propios, sea quien fuere este “otro”, banquero, que se quedó con nuestro ahorros, un político enriquecido en medio de una sociedad que tenía dificultades para comer, un piquetero que nos impedía el paso para ir a trabajar, hasta un desempleado que recibía una plan de trabajo para poder alimentarse. El enemigo era el vecino, era, justamente, el “otro”.

Causa porque una vez instalada la idea de confrontación como forma definitiva para resolver los conflictos de intereses contrapuestos, la crispación y el encono se transformaron en armas de esa estrategia que ubicó a la bronca como su factor aglutinante. Nuevamente, el otro era el destinatario.

Procesamos los conflictos sobre la base de la mutua exclusión, no concebimos la idea de hacer más grande el pastel, sino que sólo vemos la forma de ganar la porción más grande posible en la división.

Nos hemos transformado en relatores de problemas, replicando la confrontación hacia el interior de la sociedad y la familia, sea cual fuere su conformación y o formato, y en este marco se profundizó una tendencia en la dirigencia que no resulta positiva para el conjunto.

Asistimos a diario a un espectáculo denigrante con dirigentes que confunden conducir con controlar.

Conducir debería tener que ver con interpretar un objetivo de la mayoría, poder expresarlo y ordenar el tránsito del pueblo hacia la consecución de dicho destino.

En cambio, vemos cómo se ejerce el control, no discutimos el qué, ni el “hacia dónde”, lo que debatimos es el cómo, pero no me refiero aquí a la parte positiva de discutir el cómo, en el sentido de si los medios justifican los fines, sino que discutimos el cómo en el más estricto sentido de la palabra; en donde diversos estamentos de la sociedad controlan el accionar y el comportamiento del otro, y esto supone lo más relevante de gran parte de la actividad cotidiana de la dirigencia, que en una actitud endogámica, termina más preocupada por lo que hace el dirigente de al lado y por el marketing político, que por conducir al conjunto hacia lugares superadores.

Se percibe cada vez con mayor intensidad un sesgo policial en el ejercicio del poder, cierto comportamiento de “gran hermano” que observa y luego selecciona, es decir, premia o castiga, según parámetros más vinculados al alineamiento que a la contribución o no por conseguir un objetivo común.

El alineamiento incondicional es la expresión más brutal de ello, incondicionalidad que tiene sus raíces hace muchas décadas en nuestro país; es lo que debemos superar para terminar con liderazgos absolutos.

El desafío radica en comprender que no hacen falta líderes “únicos”, es decir, distintos de todos, que no forman parte del conjunto, sino líderes que sean uno entre muchos, primus inter pares (primeros entre pares), líderes que sean, se sientan y comprendan, que surgen de un conjunto, que los elige como parte de sí y no como semidioses impunes.

Es momento de que cambiemos dirigentes que controlan por dirigentes con vocación de conducir, donde el alineamiento no sea incondicional, sino que se transforme en un alineamiento coherente, en lugar de ser hijo de la voluntad del líder.

En su regreso a la actividad, la Presidenta tiene la enorme oportunidad de comenzar a recorrer dicho camino en el cual podamos recomponer la idea del “otro” y su existencia, de escuchar el lugar de oír, de entender que hasta el hecho de alimentar, atender y proveer a otro ser no implica reconocer su existencia, la que no se da partir de nosotros, sino a partir de darle entidad al “otro”, quien, en libertad, elige estar a nuestro lado.

Un camino que tenga en la concordia y en el sentido común los pilares de la defensa del bien de las mayorías antes que la confrontación permanente que hasta aquí no parece sentar las bases de una sociedad justa y equilibrada.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Para el Cronista Comercial - Transporte público, subsidios y un aumento mayor al 200% para el subte



Esta semana finalmente, y luego de una larga disputa judicial, comenzó a regir la nueva tarifa de $3,50 para el subte en nuestra ciudad. Independientemente de los argumentos que se puedan esgrimir, lo cierto es que representa un aumento del 40% respecto del precio vigente hasta la semana pasada, y un 218% si lo comparamos con el precio de hace dos años. 
Claramente el subte presenta uno de los principales desafíos de la gestión porteña de cara al futuro, si bien este año se extendió la red, y hoy tenemos un tendido que supera los 66 km con más de 100 estaciones (contando el premetro). Este medio es junto con el desarrollo de importantes centros de trasbordo en los límites de la ciudad –como en el macro centro porteño– una de las claves para lograr una solución integral al problema del tránsito, con un parque automotor que crece cada vez más mientras las dimensiones de la ciudad son fijas. 
La calidad del servicio merece un tratamiento aparte, ya que es sencillamente inaceptable, pungas, acosadores, gente viajando como ganado, vivos de ocasión, todos conviven en los apretados vagones que en la mayoría de los casos el único servicio que brinda es trasladar seres de un punto a otro, sin reparar en la condición humana de los mismos, no solo por el hacinamiento sino por la deficiencia en la puntualidad y las interrupciones imprevistas en la prestación del servicio entre otros. 
Si repasamos lo que sucede en otro países del mundo, tanto de la región como los ubicados en países desarrollados vemos que el costo por kilómetro no nos favorece demasiado. (Ver infografía)
En cuanto a la evolución de los precios del servicio vale decir que en los últimos 10 años sucedieron dos cosas relevantes, la primera es que el valor se incrementó un 400% pasando de $ 0,7 a los actuales $ 3,50, mientras que el colectivo en el área metropolitana paso de $ 0,75 a $ 1,5 (para el tramo 0-3 kms.), es decir un incremento del 100%. 
Esto claramente incidió de forma tal que en términos de viajes en subte el transporte de colectivos de corta distancia quedó a valores sumamente distorsionados, tanto porque su precio se actualizó muy por debajo del subte como porque se quebró ratio de precio relativo Subte-Colectivo, que resulta vital a la hora de intentar tener un sistema de transporte ordenado y eficiente socialmente. 
Como muestra también podemos ver que el taxi en el mismo período sufrió un incremento (para la tarifa diurna) del 882,14% con una bajada de bandera que paso de $ 1,2 a 11. 
Claramente esto se debe al esquema de subsidios cruzados que impera en nuestro país, donde terminamos subsidiando a los dueños de las empresas en lugar de los usuarios del transporte, que debería ser lo más razonable. Vemos entonces como en materia de trenes en lo que va del año la gente que paga boleto descendió más de un 85% respecto e 2003, demostrando que al empresario no le interesa cobrar el boleto, menos aun prestar un buen servicio, sino simplemente cobrar el subsidio. 
En este marco, allí donde los subsidios son menores vemos cómo los precios del boleto de colectivo son bien diferentes. Tenemos ejemplos como: Bahía Blanca ($ 4,15), Córdoba ($ 4,10), Neuquén ($ 3,85), San Carlos de Bariloche ($ 3,45), Rosario ($3,20), Santa Fe ($ 2,90)
Todos valores sujetos a cambios en el corto plazo. 
Es decir en lugar de orientar el subsidio a quien realmente lo necesita, terminamos financiando viajes prácticamente gratuitos en colectivo y tren, a costa de una calidad que termina por costarle la vida a los usuarios. 
Para tener un parámetro adicional de la distorsión de los precios relativos, pensemos que en el mismo lapso en que el colectivo aumentó solo 100% (tanto para el humilde como para el gerente, porque ambos pagan $ 1,5) la inflación fue 142% para el INDEC o 422% si lo medimos según la estadística de la provincia de San Luis. 
Con todo, los datos ponen de manifiesto que no habrá solución de fondo para la problemática del transporte sino es a partir de una mirada sistémica que tenga en cuenta, los precios, los usuarios, la capacidad de cada sistema y de qué forma se integran entre ellos brindando un servicio en el cual, al menos por una vez en la argentina, el todo sea mas que la suma de las partes.

martes, 12 de noviembre de 2013

viernes, 8 de noviembre de 2013

Comparto mi columna de hoy en Desayuno Americano por America TV sobre los precios para este verano.

http://www.youtube.com/v/RjnCU-NGBxw?version=3&autohide=1&showinfo=1&attribution_tag=sPI-m8ncntNoqgO7vQ8Z_Q&autoplay=1&autohide=1&feature=share

Para el Cronista Comercial - "“La sintonía fina es un tema pendiente”"


* Título: Todo lo que necesitás saber sobre economía argentina
* Autor: Matías Tombolini
* Editorial: Paidós
* Páginas: 320
* Primera edición: 2013

Intentar comprender las idas y vueltas -los porqués, los desencadenamientos, los etcéteras- de la economía argentina parece, a esta altura del partido, una tarea de valientes -e ilustrados-. El economista Matías Tombolini se anima. Profesor universitario, consultor y columnista, volcó 20 años de profesión en el libro Todo lo que necesitás saber sobre economía argentina, editado en agosto por Paidós. Y, en días en los que el kilo de pan sorprende por la suba de precio y se esperan mayores controles cambiarios para tratar de frenar la merma de reservas, Tombolini conversó con 3Días y analizó la tan cambiante coyuntura. “Luego de las PASO, el Gobierno tomó nota de los resultados y empezó a actuar en consecuencia. La modificación del mínimo no imponible, o los montos que se pueden facturar con monotributo, van en esa dirección, así como la aceleración de la tasa de devaluación”, observa. 
En este sentido, el economista advierte que el país atraviesa un proceso que supone, si se quiere, un giro hacia un “centro, en el marco de acercamiento a los organismos internacionales. No sería extraño que la Argentina intente volver a los mercados de crédito al medianoplazo”. Si así resultara, el siguiente paso, alerta Tombolini, estaría cantado: “La sintonía fina que quiso hacer Cristina Kirchner, y que no logró, es un tema pendiente. El nivel de subsidios es insostenible en el largo plazo”. 
En el entendimiento de no conseguir fondos frescos, reconoce que “el cepo se va a quedar un tiempo. Imagino un cargo más elevado en materia impositiva para compras por Internet. Un cuarto de los gastos, de hecho, viene por este lado. Después, en materia de turismo, esto puede resolver la salida pero no la entrada. El turista que viene de afuera no gasta en dólares. Un desdoblamiento cambiario, tal vez, permitiría cierta fluidez en el mercado, con la complicación que generan estas cuestiones al momento de ser implementadas”. No obstante, el economista recuerda que los desdoblamientos, en la historia argentina, fueron difíciles de implementar. 
La moneda argentina, recuerda Tombolini, perdió 13 ceros en 40 años. Partiendo de esta base, resulta sencillo comprender el porqué de la dolarización en cuestiones como el mercado inmobiliario. “La Argentina debe entender que el precio del blue no es real. Es el precio máximo que la gente está dispuesta a pagar por un bien que es difícil de adquirir. A un flujo de dólares razonable, parecería que el valor está a mitad de camino, entre el blue y el oficial. Pero, el verdadero valor del dólar es un precio que aún no podemos conocer”.

* ¿Qué observación hace sobre las medidas anunciadas por el Gobierno que fuerzan a las cerealeras a tomar crédito en el exterior para prefinanciar sus exportaciones? 
- Creo que es una expresión más de la luz de alerta que está encendida en materia de caída de reservas. Y, por otro lado, sigue la línea que ha tomado el Gobierno de volver a los mercados de crédito, solo que, en este caso, lo impulsa para el sector privado. Esas deudas que se toman en dólares luego se deberán pagar en dicha moneda, es decir, que saldrán del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) a futuro. Solo que hoy es necesario que esos dólares ingresen y por eso la presión. Obviamente, el riesgo es qué pasa si se devalúa... Pues bien, en la Argentina, los precios siempre le ganaron al dólar, con lo cual, dado el tipo de producto que las cerealeras comercian, tanto por su mercado externo (reciben dólares por sus ventas), como por el mercado interno, no tendrán mayores problemas en qué hacer frente a esas acreencias. 

* ¿Qué medidas espera que el Gobierno tome por estas semanas?
- Entiendo que el Gobierno enfrenta dos modelos, uno de continuidad y otro de cambio. Por un lado, más intervención, emisión, financiamiento del BCRA para cubrir aquellos que no podemos llegar con la recaudación, tanto en materia de gasto como de deuda, más cepo, más subsidios, así como expansión de derechos, también, vale decirlo. Por otro lado, un giro hacia cierto recetario convencional del que ya han dado muestras en el Poder Ejecutivo, como la vuelta a los mercados internacionales, la suba de la tasa de interés, la sintonía fina en materia de subsidios, el aumento del ritmo devaluatorio, el acuerdo con el Club de París y los fondo buitre y hasta un cierre aún pendiente por YPF. Cada camino tiene sus ventajas y desventajas, lo que es claro es que ya no pueden convivir ambos proyectos dentro del Gobierno porque el resultado es medidas contradictorias que consiguen lo opuesto de lo que supone que buscan. La decisión está en manos de la Presidenta, como siempre lo estuvo. Es ella quien pagará los costos políticos de sus errores o quien cosechará los beneficios de sus aciertos. 
El libro de Tombolini explica los conceptos más importantes que hacen a la economía argentina, con curiosidades y datos color. Incluye explicaciones de orden teórico (por caso, cómo se determinan los precios, qué es un índice de desarrollo humano); la aplicación práctica de estos conceptos (y cómo afectan la vida cotidiana, por ejemplo, de qué modo se mide la inflación o por qué el peso fue perdiendo su valor), pasando por finanzas, la relación de los distintos sectores (campo, turismo, biotecnología) con la de la economía, la macro internacional (la crisis de 2008 y los Brics) y aplicaciones prácticas a temas cotidianos, además de un compendio de temas como la deuda externa y un glosario de economía al final con tips que hacen que el lector pueda involucrarse en diferentes temas, no necesariamente, de manera lineal.