El economista Matías Tombolini, consultado por
Noticias Urbanas, analiza la política económica del Gobierno nacional:
inflación, la relación con la CGT y sus reclamos, fondos buitres, la polémica
por la ley que traspasa fondos judiciales del Banco Ciudad al Nación y el
anuncio de la Presidenta sobre el descuento del impuesto a las ganancias sobre
el medio aguinaldo.
Por Patricio
Tesei
NU:
La Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, dice que no hay cepo al dólar; la
oposición acusa al gobierno de restringir libertades, sobre todo por la presión
de la AFIP. ¿Cuál es el escenario real?
MT: Sin dudas, que desde el
punto de vista del gobierno, el objetivo por el cual se decidió administrar
tanto la oferta (lo cual ya se venía haciendo por la vía del poder de fuego del
Banco Central) como la ola de demanda de dólares (lo que comenzó días después
que la presidenta fuera reelecta con un margen electoral sin precedentes en esta
nueva etapa de la democracia) está cumplido, ya que la fuga de divisas es menos
de un tercio de lo que fue el año pasado, a la vez que se frenó un ataque
especulativo sobre el peso, según las propias palabras de la primera mandataria.
Por otro lado, el estado nacional consiguió los dólares necesarios para
hacer frente a las importaciones y al pago de la deuda tanto pública como
privada al tiempo que reguló de manera para arancelaria el flujo de
importaciones en tiempos donde los saldos exportables de las grandes fábricas
del mundo buscaban destino para ser colocados, amenazando ciertos sectores de la
industria nacional.
En términos de la gente de a pie, claramente dejó de
existir la posibilidad de atesorar en dólares al tiempo que se desplomaron las
operaciones inmobiliarias, dado que los inmuebles están nominados en dólares
hace ya muchos años. La sociedad no ha encontrado otra forma de valuar este tipo
de activos en un país cuya moneda nacional perdió 13 ceros desde 1969 a la
fecha.
Por otro lado, se percibe la dificultad para importar ciertos
bienes intermedios que ralentizaron la industria en parte del año, en el marco
de un descenso en la tasa de crecimiento del producto. Esto generó, además, que
se perciba que "faltan" determinados bienes de consumo habitual como algunos de
electrónica, juguetería, hasta en el mercado editorial y de alimentos y bebidas
se percibe el efecto de las medidas.
Por todo esto, el cepo al dólar se
podrá llamar como le guste a quién lo titule, pero la restricción existe al
tiempo que NO existe ninguna herramienta de ahorro en pesos que permita
preservar el valor de los ahorros en tiempos donde la inflación supera
largamente el rendimiento de las colocaciones más tradicionales como el plazo
fijo.
NU: Las políticas implementadas para favorecer el mercado
interno, ¿dieron el resultado esperado?
MT: Entiendo que el gobierno
procuró tomar medidas contra cíclicas que apuntaron a sostener la variable más
relevante de la economía, que desde mi punto de vista es el nivel de empleo. En
este sentido, sabemos que se perdieron 73 mil puestos de trabajo en el sector
privado al tiempo que se crearon 73 mil puestos en el sector público
(consolidando nación, provincias y municipios).
Claramente, el gobierno
ha sostenido el nivel de subsidios que representan ni más ni menos que salario
indirecto, lo cual libra recursos de los particulares para el consumo, pero a la
vez no modificó el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias. De modo que
por este último lado, restó parte de los recursos sostenidos con la política de
subsidios.
Esto, así como las medidas respecto del cargo anticipado por
consumos con tarjetas en el exterior, genera ciertas distorsiones como que un
asalariado soltero de 20 mil pesos pague el boleto de colectivo 1,2 pesos, al
tiempo que si se va de viaje al exterior puede recuperar el cargo del 15% sobre
sus consumos, por la vía de la deducción de ganancias o bienes personales, y
además ahora no le descuentan ganancias sobre el medio aguinaldo que percibirá
en diciembre, mientras que un monotributista que posee un kiosco, si viaja al
exterior no recupera nada (no tiene que ser Miami, el viaje puede ser a Colonia
por ejemplo) , y si se queda en Argentina seguramente encontrará los precios un
25/30% por encima del año pasado. A esto se suma que no le reintegran nada por
sus consumos en la costa argentina. Y claro, no cobra medio aguinaldo, así que
no tendrá beneficio en diciembre.
En conclusión, la direccionalidad de
las medidas del gobierno me parece adecuada pero la implementación, así como la
comunicación de las medidas, me parece que se queda corta. Sin contar medidas
que son claramente apoyadas por la gran mayoría de la sociedad, como el aumento
de 25,9% a la AUH, el aumento a Jubilados, el plan PROCREAR, la obligación de
los bancos de prestar una proporción importante de sus depósitos con fines
productivos, el direccionamiento a financiar proyectos de la economía real por
parte de las aseguradoras, etc.
NU: ¿La inflación es el gran problema
que tiene este Gobierno?
MT: Esta es la gran pregunta que debe
responder el gobierno. Desde mi punto de vista, el primer paso y fundamental es
reconocer la verdadera tasa de inflación. El ejecutivo no parece dispuesto a
hacerlo, toda vez que es para éste una fuente de financiamiento muy importante
en tiempos donde escasean los fondos. Por la vía del impuesto inflacionario, el
gobierno consigue no menos de 50 mil millones de pesos sin recurrir al congreso,
entre otras cosas.
NU: ¿De qué manera se puede resolver y cuáles son
sus principales consecuencias?
MT: En cuanto a las causas, entiendo
que son múltiples ya que intervienen aquí diversos "tipos" de inflación, como
por ejemplo el efecto de los precios internacionales de las commodities. Al
mismo tiempo, hay un serio problema de expectativas debido a la percepción que
parece tener la sociedad sobre la que sería la tasa de inflación en el futuro, y
que por lo tanto, forman los precios a partir de allí. También hay que reconocer
que en estos niveles, hay claramente un componente monetario que debe estar
aportando de manera relevante a esta tasa de inflación. Pero no hay que
confundirse con viejos dogmas del pasado, y pensar que sólo se trata de la
emisión monetaria, o que es un problema que se resuelve conteniendo salarios o
congelando precios. La forma de resolver esto, además de reconocer la verdadera
tasa, es trabajar con metas de emisión concretas por parte del Banco Central, al
tiempo que el Estado cambie su rol de Control por un rol de coordinador, donde
siente a los diferentes actores de la vida económica y social con el fin de
converger las expectativas de inflación del período siguiente. Sabiendo que ir
hacia una tasa de un dígito, es algo que llevará no menos de 2 a 4 años.
Si bien éstas son múltiples y muy variadas, resumo aquí algunas de las
principales consecuencias:
• Se deteriora el salario real: esto se
produce porque los precios suben constantemente, los productos van
encareciéndose y consecuentemente disminuye el poder de compra de nuestro
salario.
• Impuesto inflacionario: son los recursos que captura el
estado por pagar sus obligaciones en la moneda que imprime, consiguiendo de este
modo, financiamiento gratuito a costa del deterioro del valor del dinero que
usamos todos.
• Estímulo al consumo y desaliento al ahorro: cuando la
inflación es muy elevada, ahorrar tiene el castigo de la pérdida del valor del
dinero que se da por el paso del tiempo. El premio está en consumir para evitar
las consecuencias de la caída del poder de compra del dinero. Podríamos decir
que comprar una botella de vino malbec es mejor negocio que guardar dinero en
una botella vacía.
• Pérdida de competitividad internacional: si los
precios aumentan más que lo que se deprecia el peso (o aumenta el dólar),
significa que tenemos inflación en dólares. De modo que somos relativamente más
caros que antes, lo cual dificulta nuestra competencia en el mercado
internacional.
• Futuro incierto: cuando el nivel de precios aumenta
constantemente se hace muy difícil tomar decisiones para invertir, ahorrar y
encarar proyectos a un mediano plazo. También las empresas tienen problemas para
valorar sus activos. Esta coyuntura se da porque el sistema de precios
relativos, una de las principales señales del mercado, termina quedando
fuertemente distorsionada.
NU: ¿Cuál es tu análisis de la relación
CGT-Gobierno, y qué representa el reclamo por la suba del mínimo no imponible en
el trabajador promedio?
MT: Es sin dudas la clave más relevante del
tiempo político que viene. La vieja alianza del Kirchnerismo con la CGT,
claramente se ha modificado, y esto plantea un serio desafío para el gobierno en
un mapa político que se reconfigura a partir de estos hechos. Sin embargo, hay
ciertos reclamos que son unánimes a todas las centrales obreras, revisar el
mínimo no imponible es uno de ellos. Es por esto que la medida del 14/11 en
cuanto a no cobrar dicho impuesto sobre el medio aguinaldo, es claramente un
factor que permite descomprimir al menos del lado de las centrales obreras
cercanas al poder ejecutivo, que se encontraban en una difícil situación dado
que sus reclamos no estaban siendo considerados.
NU: ¿Por qué si
desde hace varios años se destaca la generación de nuevos empleos, el acceso al
crédito para la vivienda parece ser una de las cuentas pendientes del gobierno?
MT: Básicamente por dos motivos, porque el crédito en la Argentina
es caro, aun cuando la tasa de interés para préstamos hipotecarios puede llegar
a ser inferior a la inflación real. Además, el aumento de las propiedades hizo
que con los salarios vigentes sea muy difícil conseguir préstamos donde se pueda
validar la relación cuota ingreso. Aquí, la solución no es modificar la relación
cuota ingreso (ya que está planteada para proteger a los depositantes del dinero
que los bancos luego prestan), sino conseguir que baje la tasa de interés.
NU: ¿Es verdad, como lo señalan los directores del Banco Ciudad, que
el proyecto de transferencia de los fondos judiciales del Banco Ciudad al Nación
atenta contra la capacidad del banco para brindar créditos con la menor tasa del
mercado?
MT: Sin dudas, este es un proyecto que claramente
desfinancia al Banco Ciudad, y que ha encontrado alineado en mayor o menor
medida a todos los sectores políticos salvo el Kirchnerismo que promovió el
proyecto. No termino de entender porque, al menos el FPV en la ciudad, no
mantuvo una actitud diferente. Ver aquí a gente prestigiosa e inteligente de
dicha fuerza política realizar una defensa de esta iniciativa me pareció un
desatino.
NU: Sobre la Fragata Libertad en Ghana. ¿Cómo se llegó a la
situación actual, con un buque diplomático retenido y cuál es la real injerencia
de los fondos buitres en la política de un país como la
Argentina?
MT: Los fondos buitres son capitales especulativos que se
dedican a adquirir deudas soberanas en momentos de duras crisis de pago, como la
Argentina en 2001 que estaba en default. De esta manera consiguen ser acreedores
de grandes deudas a futuro a precios exageradamente bajos. Luego, con la
recuperación de la economía, el país llevó a cabo una política de
desendeudamiento a través de una reestructuración de la deuda ejemplar en el
mundo. Se han abierto dos canjes en 2005 y 2010, en los que han entrado casi el
93% de los acreedores. El restante 7%, son los “hedgefunds” o mediáticamente
llamados fondos buitre. La decisión de no entrar al canje no se debe a razones
específicas del canje, es más bien el modo de operar sistemático de estos
fondos. Ya lo han hecho con Perú, cuando la misma ex directora del FMI -Anne
Krueger- ha repudiado el accionar de dichos fondos.
Ante la negativa de
Argentina de pagarles a los que no entraron al canje, los fondos siguieron con
sus pasos típicos de acción: los embargos alrededor del mundo y buscar fallos a
su favor a través posiciones de poder y lobby. Así es como se llegó a la
situación del embargo de la Fragata Libertad (se reclaman 370 millones de
dólares) y a los fallos del juez Griesa en Estados Unidos (se reclaman 1300
millones de dólares).
Mi planteo aquí no es desconocer al otro, sino que
los procesos tienen un comienzo y un final, ya que de otro modo nadie hubiera
ingresado en el canje. Los Buitres ya dijeron que no en 2005 y en 2010, es decir
que si les pagan los intereses como a los demás, por la cláusula mencionada por
Griesa, ellos igual van a seguir reclamando el total. Y lo que hay que entender
es que en un default, existen perdidas, para todos. Es decir, el país fue el mas
perjudicado, de hecho aun hoy nadie nos presta un dólar, pero los tenedores de
los bonos (en el caso de los Buitres, recordemos que los pagaron chaucha y
palitos) también sufren una pérdida. Y esto no es un capricho sino que
simplemente obedece al hecho que sino se acepta una quita, el resultado es que
no cobra nadie nada de nada. Para mí por esto, y un par de cosas más, los
Buitres deberían ser resarcidos con 0 (cero) dólares.
Es decir, mi
opinión es que no se le debe pagar a los fondos buitre y se debe mantener la
postura de no negociar con ellos, pues recordemos que en caso de pagarles, ese
dinero, en definitiva, tendrá origen ni más ni menos que en nuestros bolsillos.
Además, el caso presentaría precedentes para posteriores fallos similares, lo
que sería un problema a la hora de futuras posibles reestructuraciones de deuda.
Además, en cuanto a la colocación de deuda no depende de si le pagamos a
estos fondos, sino de la valoración del mercado sobre nuestra capacidad de pago.
Se puede observar que antes de intervenir el Indec, pero luego de renegociar la
primara parte del canje en 2005 y aún sin haber reabierto el canje en 2010, el
riego país de la Argentina era similar al de Brasil y hoy en cambio es poco mas
de 7 veces ese valor (Arg 1235 pb y Brasil 158 Pb). Recordemos que el riesgo
país no depende de las calificadoras de riesgo sino que representa la sobre tasa
que pagaría la argentina si emitiera deuda nueva, y surge de hacer la cuenta
sobre el precio que tienen nuestros Bonos HOY y de allí su rendimiento y por lo
tanto dicho valor.